¿Quién puede bautizar?

Escrito por Wil Balint.

Muchos de los aspectos del bautismo han sido analizados, modificados, se le ha agregado y cambiado a través de los años.  Todos los eruditos están de acuerdo que en el Nuevo Testamento solo había una forma de bautismo.  La palabra griego baptizo siempre significaba zambullir o inmergir, sin excepción alguna.  Aunque el lenguaje original deja esto claro, muchas otras características del acto en sí han atraído debates por siglos.  El tema de quién puede hacer el bautismo es uno de estos temas.  Aunque, no es lo que sí dicen las Escrituras, sino lo que no dicen, que es el problema.  Antes de alcanzar una decisión, debemos buscar en las Escrituras.

Si el que hace el bautismo es de mayor importancia, entonces las Escrituras deberían decir eso, o por lo menos dar ejemplos.  Lo que encontramos es algo diferente.  Juan, capítulo 4, dice, “Por tanto, cuando el Señor supo que los fariseos habían oído que El hacía y bautizaba más discípulos que Juan (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea y partió otra vez para Galilea.”  En este pasaje, podemos suponer que si el que bautiza era de suma importancia, entonces seguramente Jesús sería el que estaba bautizando, y no sus discípulos.  A fin de cuentas, los discípulos de Jesús no tenían importancia alguna en el mundo religioso de su día.  Eran gente ordinaria, como pescadores, no rabinos, fariseos o saduceos.  Ninguno tenía un título formal.

Hay otros ejemplos del bautismo en los evangelios, aunque la mayoría son en referencia al bautismo de Juan.  Mateo 3:5, Marcos 1:4, Lucas 3:12, Lucas 7:29 y Juan 3:23 son algunos.  En todos estos pasajes, los discípulos de Juan o de Jesús hacían los bautismos.

En la gran comisión, Mateo 28:19 (NVI), Jesús les dijo a sus discípulos, “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.”  Una vez más, se dirigía a gente ordinaria, pescadores, recaudadores de impuestos, sus discípulos.  Aunque esto fue dado a sus 11 apóstoles, todos lo teólogos están de acuerdo que esta comisión fue dada no solo a los que estaban presente, sino a todos los creyentes, por todos los tiempos.  Veamos otros pasajes como ejemplos.

En el día de Pentecostés, en Hechos capítulo 2, encontramos a Pedro dando el primer mensaje del evangelio.  Declaró que uno debe arrepentirse y ser bautizado para la remisión de pecados, y ese día 3000 personas fueron bautizadas, y la iglesia comenzó.  Pedro y los otros Apóstoles (discípulos) estaban siguiendo la Gran Comisión que les fue dada.  Según los líderes religiosos, ni uno de ellos tenía buenas credenciales.  En Hechos capítulo 8, comenzando con el versículo 12, encontramos a Felipe, quien no era un rabino, enseñando sobre Jesús y bautizando a todos los que escuchaban su mensaje.  Luego en el capítulo, también le está enseñando sobre Jesús al eunuco etíope, quien detuvo su carruaje y Felipe lo bautizó.

En 1 Corintios capítulo 1, comenzando con el versículo 13, Pablo dice, “¿O es que fueron bautizados en el nombre de Pablo?” y comienza a nombrar a aquellos quienes había bautizado personalmente.  Era una lista corta.  En esta iglesia grande, que él había fundado, dejó claro que no había sido llamado a bautizar, sino a predicar el Evangelio.  ¿Quién, pues, hizo los bautizos?  Debemos asumir que fueron los creyentes en la iglesia de Corinto, quienes habían llevado a otros a Cristo.

Examinando todas las Escrituras, podemos suponer que la verdadera importancia en el bautismo sería—y debería ser—el que está siendo bautizado, y no el que hace el bautizo, aunque realmente es un gozo ser el que bautiza a uno en Cristo.

Por lo tanto, la conclusión a la que llegamos es que la Gran Comisión fue dada a todos los creyentes, de todas las edades, sin tomar en cuenta nacionalidad, género o título.  A todos les fue dado el trabajo de llevar a otros a una relación salvadora con Cristo, enseñándoles a obedecer todo lo que él mandó hasta que regrese a retomar su gloriosa Iglesia.

ÍNDICE
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