Una nota escrita por el Dr. Jack Cottrell. Notas originales al texto han sido marcadas con obelisco (†). Notas agregadas por la traductora han sido marcadas con asteriscos (*).
PREGUNTA: La nación de Israel ¿tiene aún un lugar en el plan de Dios, o ha sido reemplazada por la iglesia como el «Pueblo de Dios»? ¿Está cumpliendo el moderno Israel profecía bíblica? ¿Habrá una conversión masiva de todos los judíos en algún punto en el futuro anunciando la segunda venida de Cristo?
RESPUESTA: Estas preguntas se pueden responder mirando lo que Pablo dice sobre el ÁRBOL DE DIOS en Romanos 11:13-26. En resumen, hace unos 4,000 años, Dios plantó un árbol que aún crece hoy. Ese árbol de hecho comenzó con UN HOMBRE, cuyos descendientes físicos llegaron a ser el sistema de raíces y un gigantesco tronco que brotó doce enormes ramas y millones de ramas más pequeñas. Después de cómo 2,000 años, este árbol experimentó una radical mutación, no por causas naturales sino que por diseño e intervención divina. Lo que cambió fue la población de las ramas pequeñas. En efecto, ahora es un híbrido. Sus ramas nativas han sido radicalmente podadas, y por los últimos 2,000 años, millones de ramas compatibles de árboles silvestres han sido injertadas a ese árbol original, que aún crece firme.
El primer hombre, claro, fue Abraham. El sistema de raíz y tronco fue la nación de Israel y las doce ramas originales fueron los Israelitas individuales. La mutación fue provocada por el Mesías, Jesús. Las ramas que fueron rotas fueron los Israelitas que rechazaron a Jesús como su Señor y Salvador. Las ramas silvestres injertadas fueron y son los gentiles (no-judíos) que van a Jesús para su salvación. A este árbol gigantesco, ahora compuesto de judíos y gentiles creyentes, se le llama la IGLESIA.
Una mirada más cercana a lo que dice Pablo sobre este árbol responderá las preguntas presentadas arriba. Primero, la RAÍZ de este árbol (vv. 16-18) es el (físico) Israel del Antiguo Testamento, la nación Judía entre Abraham y Cristo. A través de casi 2,000 años de historia del Antiguo Testamento, Dios nutrió y atendió a este árbol. ¿Pero porqué? Recuerda: la raíz de un árbol no es un fin en sí, pero es un MEDIO para alcanzar un fin. La raíz sirve un propósito particular. En el caso de Israel, ¿cuál fue el propósito singular que Dios le dio para existir? Ese propósito fue el prepararse para la primera venida de Jesús el Mesías. La razón por la elección de Israel y la existencia como una nación especial puede ser resumida en esta palabra: PREPARACIÓN, i.e., preparación para la primera venida de Cristo. Véase Romanos 9:1-5; Hechos 13:32-33; Hechos 28:20.
Una vez que había llegado Cristo, ya no había más razón para que existiera Israel en un rol especial del plan de Dios. Así que Dios le trajo fin al rol especial de Israel. Este «poner de lado» a Israel fue equivalente a un «retirado con honores» del servicio militar, o al retirar el dorsal de una gran figura de deporte. Fue marcado dramáticamente con el rasgar el velo del templo al tiempo de la muerte de Cristo (Mateo 27:51).
En referencia al Árbol de Dios, la primera venida de Jesús (por diseño) cambió su carácter entero. La venida de Jesús no se deshizo del árbol, pero sí lo transformó. ¿Cómo? Primeramente, ahora que ha llegado Cristo, Dios se ha deshecho del distinción entre judíos y gentiles, tal y como fue su plan desde el principio. Esta es la IDEA CLAVE. Véase Génesis 12:3 («todas las familias de la tierra»); Romanos 10:12-13; Efesios 2:11-16; Gálatas 3:28. Este fue el misterio mantenido escondido en los tiempos del Antiguo Testamento y revelado ahora en la era post-Pentecostés (véase Romanos 16:25-27 [1:5]; Efesios 1:9-11; 3:1-11; Colosenses 1:24-27. La clave a ser el pueblo especial de Dios ahora es la fe en Jesucristo. El que ponga su fe en Jesús como el Mesías es parte del árbol de Dios, sea judío o gentil.
Pablo explica en Romanos 11:17-21 cómo esto transforma al árbol. Aquí las ramas “naturales” son los judíos y las ramas “silvestres” son los gentiles (véase vv. 13-14). La primera etapa de la trasformación del árbol es el romper algunas de las ramas naturales, específicamente, todos los judíos que rechazaron a Jesús. La segunda etapa es la enjertación de ramas silvestres, i.e., aquellos gentiles que aceptan a Jesús por medio de la fe. Jesucristo, y la fe en Jesucristo, han transformado al árbol (que comenzó como la nación judía) en la IGLESIA—en el cual ya no existe una distinción entre judíos y gentiles.
La FORMA PRESENTE del Árbol de Dios, por lo tanto, es LA IGLESIA. En un sentido real, la iglesia (judíos creyentes más gentiles creyente en un cuerpo) es el NUEVO Israel de Dios. Viejo Israel (físico, nacional) es tan sólo la raíz de este árbol—aunque una gloriosa (véase de nuevo Romanos 9:4-5). La iglesia es el NUEVO Israel, formado sobre la base espiritual de fe en Jesús y un nuevo nacimiento (espiritual)—Juan 1:12-13. (Véase Gálatas 3:7, 29; 6:16; Filipenses 3:2-3; Romanos 2:28-29; véase Romanos 9:6.) Muchas profecías del Antiguo Testamento sobre ISRAEL (Jerusalén, Sión, el templo) han sido y están siendo cumplidas en el nuevo Israel, la nueva Jerusalén (véase Gálatas 4:26), el nuevo templo (espiritual) (véase 1 Pedro 2:5, a luz de Zacarías 6:12-15).
¿Y qué de los judíos étnicos de hoy? Israel moderno—individual, colectivo, y/o geográficamente—NO es parte del Árbol de Dios de hoy. Judíos individualmente convertidos son parte del árbol transformado, la Iglesia. Judíos étnicos no conversos no son en ningún sentido especial el pueblo de Dios; son parte de las ramas cortadas en Romanos 11.
¿Tiene Dios un lugar y propósito, entonces, para el Israel físico hoy, o en el futuro? NO, no como nación, no como un “árbol” separado. El rol de Israel en el plan de Dios fue completado cuando Cristo primero vino al mundo. El pacto de Dios con Israel así fue cumplido. SÍ, como ramas individuales. Dios desea que todos los judíos se vuelvan a unir a su árbol original, para ser “injertados de nuevo” (Romanos 11:23-24; véase Romanos 11:1-2). ¿Cómo sucede esto? Al no continuar en su incredulidad hacia Jesús (v. 23), i.e., por su aceptación de Jesús como Señor y Salvador. La palabra clave es houtōs en v. 26; “así, de esta manera”, en otras palabras ESTA es la FORMA en la que serán salvos todos los Israelitas: hacerse parte de Único Árbol de Dios, la Iglesia (véase Romanos 9:6). No existe otra manera.
Dios sí tiene un interés especial en los judíos por su rol único en los tiempos del Antiguo Testamento, pero no tiene un rol especial para ellos ahora. Quiere que sean salvos, que crean en Cristo, que estén de vuelta su propio árbol (transformado), que ahora es la iglesia. Efesios 4:4 dice que hay solo UNA ESPERANZA. Esa esperanza, sea uno judío o gentil, es el ser parte del ÚNICO ÁRBOL, la IGLESIA.
Algunas implicaciones de esto son los siguientes. Primero, muchos han creído que el propósito original de Dios era hacer de Israel su pueblo especial por siempre, comenzando con la primera venida de Cristo. Sin embargo (dicen ellos), tuvo que alterar el plan cuando los judíos rechazaron a Jesús como su Mesías en su primera venida. De acuerdo a este punto de vista, la iglesia no tiene conexión con Israel pero fue nada más que una medida remedial entre la primera venida de Cristo y su segunda venida, hora en la cual Dios reanudará y completará su plan eterno para Israel, comenzando con un milenio en la tierra. Este punto de vista, llamado Dispensacionalismo, es expuesto como falso en Romanos 11.
Segundo, la idea relacionada que habrá una masiva conversión de judíos a la segunda venida de Jesús también es expuesta como ficción por un entendimiento correcto de Romanos 11. Los judíos (Israel) no tendrán un rol especial en los tiempos finales. Esto se opone a la mayoría de puntos de vista premileniales, especialmente al dispensacionalismo premilienial.
Tercero, la idea que la iglesia de hoy está bajo el mismo pacto que hizo Dios con Abraham también es ficción. El pacto Abrahámico fue cumplido con la primera venida de Cristo, y por lo tanto el propósito de Dios para Israel como una nación separada llegó a su fin. Esto se opone a la teología del pacto, lo cual es popular en círculos de la reformación.
Cuarto, la idea de que Dios estableció a la iglesia en Pentecostés simplemente como un reemplazo para Israel como su pueblo especial es verdadero en un sentido, pero no es enteramente exacto. Pasa por alto la continuidad entre el Israel del Antiguo Testamento y la Iglesia del Nuevo Testamento, que es obvio en la analogía del árbol de oliva en Romanos 11. La Iglesia no reemplaza a Israel, sino que transforma a Israel. Así que en vez de “teología de reemplazo”, debemos hablar de “teología de transformación”.
Finalmente, algunos enseñan que Cristo, como representante de Israel, cumplió el pacto entre Dios e Israel al venir a hacer lo que Israel debió haber hecho para cumplir su parte el pacto, pero que no logró hacer. Esto es completamente falso. El propósito y rol de Israel no era el de salvar al mundo, sino el de traer al Salvador al mundo—lo cual hizo. La misión y el propósito de Dios para Jesús no son en ningún sentido simplemente una continuación del propósito de Israel, sino que son completamente únicos. Esto es opone a una tendencia modernista en interpretación Bíblica, encontrada, por ejemplo, en Clarck Pinnock, Rob Bell, y N.T. Wright.
Pueden encontrar las notas originales del Dr. Jack Cottrell buscando su página en Facebook. Para ver el artículo original, haga clic AQUÍ.
La versión de la Biblia usada en este artículo es la LBLA (La Biblia de las Américas), a menos de ser específicamente notado.