Un artículo escrito por el Dr. Jack Cottrell. Para leer el artículo original, visite su blog.
“Una vez en gracia, siempre en gracia.” “Una vez salvo, siempre salvo.” “Seguridad eterna.”
Estas tres frases todas se refieren a la misma idea, esto es, que una vez que una persona realmente es salvo, nunca puede ser no-salvo. Una vez que eres salvo, nunca puedes perder la salvación. La primera persona en enseñar esta doctrina fue Agustín (muerte en 430 D.C.). Dijo, por ejemplo, “Pero ahora a los santos predestinados al reino de Dios por la gracia de Dios . . . la perseverancia misma es otorgada; . . . para que por medio de este don no puedan evitar perseverar.” (“Tratado sobre Corrección y Gracia”, Obras, 15:103). Esta enseñanza continua en todo el calvinismo y en la mayoría de los grupos bautistas.
Yo creo que esto no solo es una doctrina falsa, sino una doctrina falsa SERIA, por varias razones. Uno, puede darles a cristianos débiles un sentido de seguridad falso y hacer que sean flojos en su vida cristiana. Dos, parece impedir que los cristianos reconozcan las señales claras de apostasía. Tres, causa confusión sobre la enseñanza Bíblica sobre seguridad. Cuatro, causa confusión sobre el rol del libre albedrío en la vida cristiana.
Por lo tanto, en esta lección resumiré la enseñanza bíblica que ES POSIBLE que un cristiano pierda su salvación. Lo hare al examinar las tres etapas en la vida del hijo pródigo según lo presenta Jesús en forma de parábola (Lucas 15:11-32).
I. Primera etapa: El hijo pródigo está VIVO EN LA CASA DE SU PADRE
Esta parábola no se trata del evangelismo. El hijo pródigo no es presentado como un pecador perdido, sino como pleno hijo y heredero del padre. En la tercera etapa de su vida, cuando regresó a casa, llegó a “revivir” (verso 24), indicando que en su primera etapa representa a los cristianos quienes están espiritualmente vivos en la iglesia. Aquí, como el pre-pródigo, tenemos la elección libre de PERMANECER en la casa del Padre, o de IRNOS.
Haciendo referencia a personas quienes ya están salvos, la Biblia deja claro que permanecer salvo es condicional. Aquí hay algunos textos que enfatizan esta condicionalidad por el uso de la palabra “SI”. Primero, véase Juan 15:1-10, especialmente el versículo 6. Aquí Jesús está hablando específicamente a sus apóstoles (los once). En el versículo 4, les exhorta a “permanecer en Mí”. Esto asume que ya están “en él”, en otras palabras, en una relación salvadora con él. Pero esto es un mandamiento, indicando su responsabilidad de PERMANECER el él. Luego, en el versículo 6, dice “SI [note el ‘si’] alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman.” Literalmente son “echados fuera”. Como si hubiese un “adentro”, pero por causa de haber elegido no permanecer en él, son “echados fuera”—y quemados. Esto no solo es una pérdida de premios (a la 1 Corintios 3:15), sino el quemar a la PERSONA.
Otro texto que muestra condicionalidad es Romanos 11:17-23. Aquí Pablo dice que los judíos que se rehúsan a creer en Jesús son como las ramas de un árbol de oliva que son “desgajados”, mientras que los gentiles que creen son como ramas de oliva silvestre que han sido injertadas al árbol domesticado (la iglesia) y son salvados. Los judíos perdidos han experimentados la severidad de Dios y los gentiles salvados han experimentado su bondad. Pero entonces Pablo les advierte a estos gentiles que seguirán en su estado salvado “SI [note el ‘si’] permaneces en su bondad; de lo contrario también tú serás cortado.” (versículo 22). Esta es una clara indicación de la posibilidad de que la salvación puede ser perdida.
Otro texto “SI” es 1 Corintios 15:1-2, donde Pablo dice que los corintios serán salvados “SI retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano.” Su fe presente terminará siendo vana e inútil para la salvación SI dejan de creer. Véase también Colosenses 1:21-23, donde Pablo les dice a los cristianos colosenses que experimentarán salvación futura “SI [note el ‘si’] en verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído.”
Nosotros, como el pródigo, estamos presentemente VIVOS en la casa del Padre. Aquí permaneceremos SI es que seguimos siendo sumisos en fe. Dios nos guardará y cuidará, pero solo siempre que sigamos creyendo. Véase 1 Pedro 1:5: somos “protegidos por el poder de Dios mediante la fe”.
II. Segunda etapa: El pródigo está MUERTO EN UN PAÍS LEJANO
En términos de salvación, cuando el pródigo todavía estaba en la casa de su Padre (la iglesia), estaba verdaderamente salvo. Cuando eligió irse de su propia volición, quedó verdaderamente perdido (versículos 13-16). Este es equivalente no a un estado pre-evangelizados, sino al estado caído. Su herencia ha desaparecido (versículos 13-14). Está separado de su padre, en un PAÍS LEJANO. Está espiritualmente muerto (versículos 24, 32). ¿Sigue siendo el hijo de su padre? Sí, pero es un hijo MUERTO.
Tal como el hijo pródigo llegó a estar muerto en un país lejano, así también la Biblia habla de la realidad de que un cristiano puede caer de la gracia, caer del estado salvo a un estado perdido. Romanos 11:22 habla de judíos que una vez fueron parte del árbol de Dios como “los que cayeron” cuando se rehusaron a aceptar a Jesús como su Mesías. En 1 Corintios 9:27, Pablo habla de la posibilidad de que hasta él mismo llegue a ser “descalificado” de la carrera hacia el cielo. La palabra griega que usa es adokimos, lo cual significa “réprobo” (véase Romanos 1:28; 2 Timoteo 3:8). En Gálatas 5:4, Pablo les habla así a los judaizantes: “De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído”. No podían ser CORTADOS de Cristo si no habían sido alguna vez unidos a él; no pudieron haber CAÍDO de la gracia si no hubieran alguna vez estado en él. 2 Pedro 2 compara a varios maestros falsos con los “ángeles que cayeron” (versículo 4), y dice que han abandonado el camino correcto y se han extraviado (versículo 15). Véase especialmente los versículos 20-21.
El tema de todo el libro de hebreos es la posibilidad, peligro y necedad de abandonar la fe en Cristo. Si tal abandono no es posible, el libro entero es una farsa. Véase especialmente 6:4-8, donde a aquellos quienes son realmente salvos (versículos 4-5) se les advierte en contra de alejarse y de necesitar ser renovados DE NUEVO al arrepentimiento (versículo 6).
No cabe duda alguna: un cristiano que en algún momento está VIVO en la casa del Padre puede llegar a estar MUERTO en un país lejano.
III. Tercera etapa: El pródigo está VIVO DE NUEVO EN LOS BRAZOS DEL PADRE
De nuevo, como una elección de libre albedrío, al pródigo se le presenta decidiendo arrepentirse y regresar a la casa de su padre (versículos 18 y siguiente). Estaba muerto en un país lejano, pero ahora esta VIVO DE NUEVO (versículos 24, 32). Esto responde a la pregunta: Si alguien cae, ¿puede regresar? Demuestra que sí es posible, y esto está confirmado por Romanos 11:23, lo cual dice que los que caen serán injertados DE VUELTA al árbol si no continúan en la incredulidad.
Hebreos 6:4-6 nos enseña la misma cosa cuando es traducido apropiadamente. Aquí hay una traducción incorrecta común que, desafortunadamente, deja la impresión opuesta. Esta traducción incorrecta dice que es imposible traer a los que han caído de vuelta al arrepentimiento PORQUE o YA QUE han de nuevo crucificado y deshonrado a Cristo. Estas últimas palabras, sin embargo, son participios presentes y deben ser traducidos como MIENTRAS o SIEMPRE QUE están de nuevo crucificando y deshonrando a Cristo. Si dejan de hacer estas cosas, sí pueden ser renovados al arrepentimiento.
Concluimos que “una vez en gracia, siempre en gracia” es una doctrina falsa. Verdaderamente es posible que una persona salva pierda su salvación. ¿Pero cómo sucede esto? La clave es el hecho de que hemos sido justificados POR LA FE. LLEGAMOS A SER justificados por la fe, y PERMANECEMOS justificados por la fe. Por lo tanto, permanecemos perdonados y salvados siempre que nuestra fe en Jesucristo y su muerte expiatoria permanece viva. Si muere nuestra fe (véase Santiago 2:17), perdemos la salvación.
Por lo tanto, permanecemos perdonados y salvados siempre que nuestra fe en Jesucristo y su muerte expiatoria permanece viva. Si muere nuestra fe (véase Santiago 2:17), perdemos la salvación.
Podemos mantener nuestra viva evitando las tres situaciones que pueden causar que muera nuestra fe. Unos es el SUICIDIO (ESPIRITUAL) SÚBITO, en el cual una persona deliberadamente renuncia su fe en Jesús por causa de nuevas circunstancias en su vida. Esta parece ser la decisión siendo contemplada por los receptores del Libro a los Hebreos. Segundo, la fe puede morir por medio de una LENTA HAMBRUNA del alma, en la cual nuestra negligencia de las disciplinas espirituales y de la vida eclesiástica nos deprava de la nutrición que necesitamos para mantenerla viva (véase Hechos 2:42). Finalmente, no debemos permitir que nuestra fe sea AHORCADA POR EL PECADO, como lo presenta Jesús en Mateo 13:7, 22. Después de la conversión, “continuar pecando deliberadamente” (Hebreos 10:26) le drenará la vida a nuestra fe (véase Romanos 8:13).