¿Hay alguna diferencia entre el alma y el espíritu?

Diferencia espíritu y alma
Foto por Alexsandr Ledogorov.

Un artículo escrito por el Dr. Jack Cottrell.  Para ver el artículo original, visite su BLOG.

PREGUNTA: ¿Puedes explicarme la diferencia entre un alma y un espíritu?  Sé que la palabra “alma” se usa de diferentes maneras, y significa vida o ser viviente; y sé que tenemos un espíritu por el cual nos relacionamos con Dios (en oración, adoración, etc.).  Sé que están conectados, pero que no son la misma cosa—así que, ¿cuál es la diferencia?

RESPUESTA: Primero, es importante distinguir entre las PALABRAS “alma” (hebreo, nefesh; griego, psiche) y “espíritu” (hebreo, ruach; griego, pneuma) por una parte, y la ENTIDAD metafísica o aspecto de la naturaleza humana a la cual se les aplica estas palabras, por otra parte.

Tanto en el AT como en el NT, las palabras traducidas como “alma”—nefesh y psiche—tienen tres principales connotaciones, solo UNA de las cuales se refiere a la persona entera o individuo o yo, y no tan solo a una parte de su naturaleza.  Un ejemplo del AT está en Génesis 2:7, el cual dice que el respirar de Dios en la nariz de la figura de barro fue el medio por el cual éste llegó a ser un “nefesh” viviente, esto es, un individuo viviente o una persona viviente.  La referencia aquí no es tan solo a una parte de la persona, sino a la persona como tal.  Un ejemplo del NT es Romanos 13:1, el cual dice que cada “psiche” debe estar sujeto a las autoridades gobernantes.  Aquí la palabra se aplica a la persona entera, no a una parte de la persona.

Una segunda connotación de las palabras que generalmente se traducen como “alma”—nefesh y psiche—es la característica o atributo de VIDA, como tal, poseída por cualquier individuo viviente.  Esto no se refiere a la persona como tal, ni a alguna parte metafísica de la persona; sino a la vida o estado viviente presente en la persona (o animal).  Véase Levíticos 17:14; Mateo 6:25; Juan 10:11; 15:13.

La tercera connotación de estas palabras es que el nefesh o psiche es un aspecto de la naturaleza metafísica del hombre, o parte de aquello de lo que estamos hechos.  Se aplica a nuestra naturaleza ESPIRITUAL, a diferencia de nuestra naturaleza FÍSICA.  Por ejemplo, Salmo 63:1 dice, “Mi alma [nefesh] tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua” (LBLA); véase Salmo 84:2.  Este significado se ve claramente en Mateo 10:28, “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma [psiche]; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma [psiche] como el cuerpo en el infierno”. Apocalipsis 6:9 habla de las almas [psiche] de los mártires quienes existen sin sus cuerpos en el cielo angélico en la presencia de Dios.

Nótese con cuidado: ninguna de las dos primeras connotaciones es relevante a nuestra pregunta aquí.  Debemos estar conscientes de ellos, sin embargo; y debemos tener cuidado de discernir cuándo están presentes estas connotaciones para que no apliquemos esos versículos a la pregunta metafísica.  Muchas conclusiones teológicas falsas han sido hechas al aplicar textos donde nefesh y psiche se refiere a la PERSONA en lugar de la PARTE ESPIRITUAL de la persona.

Ahora la pregunta es esta: ¿cuál es la relación entre esa parte de nuestra naturaleza llamada ALMA en este tercer sentido, y la parte de nuestra naturaleza llamada el ESPÍRITU (por ejemplo, Lucas 23:46; Hechos 7:59; 1 Corintios 2:11; Hebreos 12:23)?  Aquí está el punto final: SON LA MISMA COSA; NO HAY NINGUNA DISTINCIÓN ENTRE ELLOS.  Los seres humanos están hechos de DOS tipos de material metafísico: físico y espiritual.  Al primero se le llama “cuerpo”, “carne” y “hombre exterior”; al Segundo se le llama “espíritu”, “alma”, “corazón” y “hombre interior”.  El alma ES el espíritu.  A este punto de vista se le llama dualismo (antropológico), y a veces, dicotomía.  Es la perspectiva bíblica.

Sin embargo, comúnmente se cree que el hombre es tres parte (tricotomía), haciendo diferencia entre el alma y el espíritu.  He concluido que esto es falso.  La Biblia habla de manera abrumadora de que los humanos están compuestos por dos partes (véase “La Fe Una Vez Dada”, 138-140), y las mismas actividades espirituales se aplican a nuestra naturaleza espiritual, sea llamada “alma” o “espíritu”.  En otras palabras, donde el “alma” y el “espíritu” se refieren a una parte de la naturaleza del hombre, son sinónimos e intercambiables.  Por ejemplo, ambos términos son usados para referirse a aquella parte del hombre que sobrevive la muerte, esto es, el elemento incorpóreo en el estado intermedio: alma (Mateo 10:28; Apocalipsis 6:9; 20:4), espíritu (Hebreos 12:23).  Ambos términos son usados para eas parte del hombre que sale al momento de la muerte: alma (Génesis 35:18; 1 Reyes 17:21), espíritu (Salmo 31:5; Lucas 8:55; 23:46; Hechos 7:59; Santiago 2:26).

Esta intercambiabilidad también se ve en el hecho de que las actividad espirituales más altas del hombre son experimentadas tanto por el alma como el espíritu (véase John Murray, “Writings” [Escrituras], II:25-27).  Esto es significativo porque, para la mayoría de los tricotomistas, se supone que el espíritu del hombre es EL asiento del ser consciente de Dios y de la experiencia espiritual (como la oración y la adoración), con el alma siendo el asiento de las pasiones más básicas.  Pero esta distinción no se encuentra en la Biblia.  Por ejemplo, la tristeza religiosa o la pena espiritual se atribuye al espíritu de Jesús (Marcos 8:12; Juan 11:33; 13:21) y su alma (Mateo 26:38; Juan 12:27).  Véase Salmo 77:2-3.  También, en paralelismo poético, María expresa gozo espiritual y alabanza a Dios tanto en su alma como en su espíritu (Lucas 1:46-47).  Contrario a la posición más baja que generalmente le da la tricotomía al alma, la Biblia lo presenta como el sujeto de los ejercicios más altos de devoción hacia Dios.  “En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia” (Isaías 26:9).  En Filipenses 1:27, Pablo nos exhorta a estar firmes en un espíritu y luchar juntos con un alma (psiche).  El amor por Dios, la virtud más alta, viene del alma (Marcos 12:30).  La esperanza es un ancla para el alma (Hebreos 6:19).  Debemos obedecer la voluntad de Dios desde el alma (psiche, Efesios 6:6).

John Laidlaw dice que tales pasajes como este “dejan imposible sostener que el ‘espíritu’ puede significar exclusivamente o principalmente el lado dirigido hacia Dios de la naturaleza del hombre, y el ‘alma’ como el lado racional o dirigido hacia la tierra.  Los términos son paralelos, o prácticamente equivalentes, expresiones de la vida interna en contraste con la vida externa o corporal” (“The Biblical Doctrine of Man” [La Doctrina Bíblica del Hombre], 90).

Pero, ¿qué de los pasajes bíblicos que parecen enseñar tricotomía?  En realidad estos son muy pocos (principalmente Génesis 2:7; 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 4:12), y fácilmente pueden ser entendidos en armonía con el dualismo (véase “La Fe Una Vez Dada”, 141-142).

En la discusión teológica reciente, la diferencia entre dicotomía y tricotomía no recibe mucha atención, y yo tampoco hago mucho de ello, ya que no hay mucho en juego aquí.  El problema más grande es que algunas personas malgastan mucho tiempo buscando las Escrituras por una distinción entre el alma y el espíritu, y tratan de aplicar esta distinción a muchas actividades humanas.  El problema más grande es la distinción entre dicotomía o DUALISMO por una parte, y el MONISMO antropológico por la otra parte.  La tendencia de hoy, aún entre muchos evangélicos, es de negar la existencia de un aspecto verdaderamente espiritual en los seres humanos, y de limitarnos tan solo al cuerpo.  Esta es una doctrina realmente falsa, y debemos oponernos a ella vigorosamente.

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