Un artículo escrito por el Dr. Jack Cottrell. Para leer el artículo original, visite su BLOG.
Mi estudio bíblico de adultos (Primera Iglesia de Cristo, Greendale, Indiana) ha estado estudiando el libro de los Romanos. Hoy fue nuestro segundo domingo en Romanos 8:29, y nuestro enfoque fue la presciencia (o previo conocimiento) de Dios. Entre otras cosas, presenté cuatro razones por las que la presciencia de Dios es una doctrina importante. (Es fortuito que todos los puntos sean aliterativos—todos comienzan con “P”.)
I. LA PROFECÍA. La profecía genérica es, por definición, cualquier mensaje hablado por parte de otra persona. Un tipo de profecía principal, sin embargo, es la profecía predictiva, en otras palabras, un mensaje que predice lo que sucederá en el futuro. La Biblia tiene muchos ejemplos donde Dios predice eventos futuros, muchas veces cosas que sucederán cientos de años luego. Algunos de estos pueden ser explicados con la decisión intencional de personalmente causar un evento que sucediera en un punto elegido del futuro, especialmente predicciones teniendo que ver con el nacimiento del Mesías (por ejemplo, Isaías 7:14).
Algunas profecías predictivas, sin embargo, son el resultado del previo conocimiento de Dios de elecciones humanas que en el momento eran futuras, es decir, elecciones que sabe que ciertas personas harán en ciertas circunstancias aún en el futuro. Una profecía así es Isaías 4:28: “El que dice de Ciro: «El es mi pastor, y él cumplirá todos mis deseos», y dice de Jerusalén: «Será reedificada», y al templo: «Serán echados tus cimientos.» Esta profecía fue escrita probablemente tarde en el siglo 8 A.C., sobre el hombre que llegó a ser rey de Persia casi 200 años después (c. 539 A.C.). El cumplimiento de eso y otras profecías relacionadas con Ciro están grabadas en el libro de Esdras (véase Esdras 1:1-4). El Rey Ciro derrotó a los babilonios, liberó a los cautivos judíos y les permitió regresar a su tierra para reconstruir Jerusalén y el templo.
Otra profecía predictiva involucrando la presciencia de Dios sobre los actos humanos futuros es Salmo 22:17-18, “Puedo contar todos mis huesos. Ellos me miran, me observan; reparten mis vestidos entre sí, y sobre mi ropa echan suertes.” Este es un salmo de David, cuya vida terminó alrededor de 970 A.C. Por lo tanto, se refiere a algo que sucedería mil años después (Mateo 27:35-36), algo ya conocido por Dios y revelado a David por el Espíritu Santo. Para otro ejemplo, véase la propia predicción de Jesús sobre el Apóstol Pedro, hecho durante la Última Cena, la noche de antes de la crucifixión: “En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces” (Marcos 14:30). La cantidad de detalle aquí muestra que esto no fue una conjetura, sino una profecía predictiva basada en su presciencia.
II. LA PRUEBA. El segundo ejemplo de la importancia de la presciencia en realidad es una continuación de la primera. Es simplemente esto: el hecho de que Dios previamente conoce el futuro, como lo demuestran sus profecías predictivas, PRUEBA que sólo él es Dios. Siempre hay muchos dioses falsos cuya realidad y deidad y poder son afirmadas por sus seguidores. A tales afirmaciones, el Único Dios Verdadero dice: “Bien, si eres un dios, ¡pruébalo! ¡Y una manera principal en la que puedes hacerlo es de predecir el futuro! Estos dioses falsos no pueden hacer esto, ¡PERO YO SÍ LO PUEDO HACER, Y LO HE HECHO! ¡Mi presciencia única del futuro prueba que solo yo soy Dios!”
Varias veces en Isaías 40-48 Dios desafía a sus supuestos rivales. Por ejemplo, en 44:7-8 dice, «¿Y quién como yo? Que lo proclame y lo declare. Sí, que en orden lo relate ante mí, desde que establecí la antigua nación. Que les anuncien las cosas venideras y lo que va a acontecer. «No tembléis ni temáis; ¿no os lo he hecho oír y lo he anunciado desde hace tiempo? Vosotros sois mis testigos. ¿Hay otro dios fuera de mí, o hay otra Roca? No conozco ninguna.»
Otro ejemplo parecido es 45:20-21: “Reuníos y venid; juntos acercaos, fugitivos de las naciones. No tienen conocimiento los que llevan su ídolo de madera y suplican a un dios que no puede salvar. Declarad y presentad vuestro caso; sí, que deliberen juntos: ¿Quién ha anunciado esto desde la antigüedad y lo ha declarado desde entonces? ¿No soy yo, el SEÑOR? No hay más Dios que yo, un Dios justo y salvador; no hay ninguno fuera de mí.” Véase también Isaías 46:9-10.
Aquí Dios mismo apunta a su presciencia como prueba de que él y sólo él es el Único Dios Verdadero.
III. LAS PETICIONES (LA ORACIÓN). Algunos han concluido que si la oración es significativa, entonces debe tener el poder de cambiar la opinión de Dios. Pero esto casi parece que la voluntad de Dios de alguna manera depende de la nuestra. ¿Cómo podemos decir que Dios responde a nuestras oraciones sin disminuir, de alguna forma, la naturaleza de Dios? (Hablo de este tema en mi libro sobre Dios de Gobernante, Dios Altísimo.)
La respuesta yace en la presciencia (o previo conocimiento) de Dios. Aún antes de que creara este universo, él ya conocía cada oración que sería ofrecida. Por lo tanto, no hay necesidad de que Dios cambie sus planes en respuesta a nuestras peticiones. Él ya las conocía desde el principio, y ha sabido lo que tiene planeado hacer con ellos. Respuestas a las oraciones son preordenadas de acuerdo a la presciencia.
Esto demuestra que aunque nuestras oraciones no cambian la opinión de Dios, sí influyen en lo que Dios decide hacer. En su presciencia, mientras Dios procesa todos nuestros actos y decisiones previstos—incluyendo nuestras oraciones, planea sus propias decisiones y actos en conexión con ellos. Así que, algunas de las cosas que Dios se ha determinado a hacer, en respuesta a nuestras oraciónes, ¡nunca las hubiera hecho si no hubiéramos presentado esas oraciones (previstas)!
IV. LA PREDESTINACIÓN. La última razón por la que es importante la presciencia es la que Pablo está enfatizando en Romanos 8:29, esto es, que la presciencia de Dios sobre nuestras elecciones libres es el medio por que cual nos predestina a ser parte de su familia eterna en el cielo: “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos.”
A algunos cristianos no les gusta hablar o pensar sobre la predestinación, porque lo asocian con el calvinismo. Pero hay una enorme diferencia entre cómo los calvinistas entienden la predestinación, y la predestinación a la cual se refiere Pablo aquí. Ambos lados correctamente definen la predestinación como la decisión de Dios hecha previo a la creación de luego otorgar la salvación sobre algunas personas y no sobre otras. Ambos lados correctamente creen que Dios es el único que elige a quién salvará y a quién no salvará.
Pero aquí es donde terminan las similitudes. Hay por lo menos dos ENORMES diferencia entre la predestinación calvinista y la predestinación a la cual se refiere Pablo en Romanos 8:29. Una diferencia se enfoca en el CONTENIDO de la salvación que Dios predetermina otorgar a sus elegidos. Pablo especifica que Dios predestina que nosotros (los elegidos) seremos “hechos conforme a la imagen de su Hijo”. El contenido de Romanos 8 demuestra que está hablando específicamente de darnos, en los tiempos finales, un cuerpo de resurrección nuevo y glorificado, igual que el que ahora tiene Jesús (versículos 11, 18-23; véase también Filipenses 3:21). Esto es cuando seremos plenamente adoptados a la familia de Dios (versículos 15-17, 19, 22-23). Es por esto que el versículo 29 se refiere a Jesús como el “primogénito entre muchos hermanos”: él fue el “primogénito entre los muertos” (Colosenses 1:18), pero no el único. Dios ya ha predestinado que nosotros también seremos resucitados en cuerpos nuevos para unirnos a la familia eterna de Dios.
Pero, ¿cómo interpreta el calvinismo la salvación a la cual ciertas personas son predestinadas? No lo limitan como lo hace Pablo aquí, sino que afirman que Dios ha predestinado otorgarles a ciertas personas elegidas todo el espectro de la salvación, comenzando con el acto de fe en sí. Él no solo elige quién estará en el cielo al final, sino que a aquellos (de todos los pecadores en el mundo) que llegarán a ser creyentes y permanecerán creyentes hasta que mueran y son resucitados de nuevo. ¡Pero esto no es lo que dice Pablo! Pablo solo dice que el FINAL está predestinado, no el MEDIO. Los calvinistas incorrectamente dicen que son ambos. Están equivocados.
Esto lleva a la otra diferencia principal entre el calvinismo y la predestinación bíblica. Tiene que ver con la RAZÓN por la cual Dios elige y predestina a algunos, pero no a otros. ¿Cómo decide Dios a quién predestinar al cielo? ¡Aquí es donde la palabra y el concepto de la presciencia llega a ser importante! Pablo dice que los que Dios ANTES CONOCIÓ son los que predestina. ¿Exactamente qué es lo que conoce de antemano sobre nosotros que le causa elegirnos? En resumen, él conoce quién cumplirá con las condiciones para la salvación que él especifica en cualquier punto de la historia redentora.
Los calvinistas mismos son los que introducen este concepto de condiciones a la discusión. El sistema calvinista de pecado y salvación normalmente se resume con el acróstico T-U-L-I-P*. La “T” es depravación total (total depravity), la cual en realidad es por qué Dios ha elegido a los que creerán y los que no creerán: cada ser humano nace (por causa de Adán) con una naturaleza pecaminosa tan severa que nadie es capaz de creer, o de cumplir con ninguna de las condiciones que Dios podría especificar para recibir la vida eterna. Por lo tanto, la elección de Dios de algunas personas y no otras no tiene nada que ver con una “presciencia” de lo que cumplirán las condiciones especificadas, como la fe y el arrepentimiento. Así que hablan de la “U” de elección incondicional (unconditional election), donde verdadera presciencia es irrelevante.
Pero Pablo dice que la predestinación al cielo de alguna manera está basada en que Dios conoció de antemano algo sobre nosotros, y concluimos de otros textos bíblicos que esto es una presciencia de quién verdaderamente cumplirá las condiciones que Dios ha especificado para la salvación. Pensamos de estas condiciones como los “mandamientos del evangelio” de creer, arrepentirse, confesar y ser bautizado. Por lo tanto, ya que Dios conoce desde el principio quién obedecerá el evangelio, puede predestinar a aquellos quienes recibirán ese último regalo de un cuerpo renovado y glorificado, igual que el que tiene Jesús ahora. (Este es el “propósito” por el cual hemos sido “llamados”; véase versículo 28.)
(Para más detalles sobre la predestinación, véase capítulo 22 en mi libro La Fe Una Vez Dada; y mi ensayo sobre “La perspectiva clásica arminiana de la elección”, en el libro editado por Chad Brand, Perspectives on Election: Five Views.)
Aquí, pues, hay cuatro razones por las que la realidad de la presciencia de Dios es importante para nuestro vivir y pensamiento cristiano. Es una presuposición clave de ciertas PROFESÍAS; es una PRUEBA sólida de la existencia única de Dios; es un factor en nuestra vida de ORACIÓN; y es la base para nuestra PREDESTINACIÓN al cielo.
*NOTA DEL TRADUCTOR—Esta sigla se basa sobre la primera letra de cada una de los preceptos: Total depravity (depravación total), Unconditional election (elección incondicional), Limited atonement (expiación limitada), Irresistible grace (gracia irresistible), Perseverance of the Saints (preservación de los santos).