¿Cómo puede estar Jesús asombrado?

 

¿Cómo podría estar Jesús
Cuadro por Giulio Cesare Procaccini

Un artículo escrito por el Dr. Jack Cottrell.  Para leer el artículo original, visitar su BLOG.

PREGUNTA: Mi versión King James dice en Marcos 14:33 que cuando Jesús entró al Jardín de Getsemaní la noche antes de Su muerte, que Él “comenzó a estar asombrado en gran manera”.  Mi versión American Standard 1901 también dice que Él “comenzó a estar muy asombrado, y afligido en gran manera”.  ¿Cómo podría Jesús, que es Dios el Logos además de un ser humano, quedar ASOMBRADO?  ¿No tiene Dios previo conocimiento de todo?  ¿Cómo podría algo “asombrar” a Jesús?

RESPUESTA:  Esto verdaderamente es una pregunta interesante.  Marcos es el único escritor de los evangelios que lo describe así, pero claramente indica que el asombro era un sentimiento nuevo que Jesús experimentó en esta ocasión: comenzó a estar asombrado.  ¿Cómo podemos explicar esto?

Alguien podría sugerir que esto simplemente es una traducción incorrecta de la palabra griega que Marcos usa aquí, la cual es ekthambeo.  Yo busqué este versículo en el sitio web Bible Gateway, el cual lista unas 59 diferentes versiones o traducciones en inglés de cualquier versículo.*  Solo ocho de ellos lo tradujeron como “asombrado”.**  La mayoría de estas (26) lo tradujeron como “distressed” (angustiado).  Otras versiones dicen que Jesús comenzó a temer, a angustiarse, a afligido o triste o alterado.  Pero—solo ocho decían “asombrado”.  ¿Podrían haberse equivocado?

Marcos usa esta palabra tres otras veces, cada vez solo para gente ordinaria (Marcos 9:15; 16:5, 6).  También busqué estos tres versículos, y encontré que ¡casi todas traducían la misma palabra en estos versículos como ASOMBRADO, o con palabras parecidas como espantado, sorprendido, pasmado o impresionado!  Además, el Nuevo Testamento usa por lo menos cinco otras palabras en griego en la misma familia que ekthambeo; son thambeo, ekthambos, thambos, ekthaumazo, and thaumazo.  La mayoría del tiempo estas palabras similares se traducen como “asombrado” o sinónimos de esto (por ejemplo, impresionado, sorprendido).  Estos se refieren principalmente a gente ordinaria, también.

Así que, ¿por qué estarían tan reacios los traductores a traducir la misma palabra griega en Marcos 14:33 con otra cosa, especialmente una palabra (“afligido”) que esencialmente es el significado del verbo que le sigue?  Creo que la duda de usar “asombrado” aquí simplemente es el hecho que, en este punto, ¡Marcos está hablando de JESÚS!  Los traductores parecen estar pensando la misma cosa que la persona que hizo la pregunta arriba: “¡Seguramente, Jesús como Dios en realidad no podría asombrarse de nada!  Así que debemos encontrar otra palabra que encaje con el contexto, aunque no encaje con la palabra griega en sí.”

Si este fue Su pensamiento (y solo estoy especulando), realmente estuvo mal, y fue innecesario.  La palabra griega usada por Marcos aquí significa asombrado ¡y así debe ser traducido en este lugar!  Cuando Jesús entró al Jardín de Getsemaní, ¡comenzó a estar asombrado!  Explicaré cómo sucedió esto.

I. JESÚS ERA DIOS Y HOMBRE A LA VEZ

La explicación comienza con el hecho de la ENCARNACIÓN, una palabra que literalmente significa “tomar carne”.  Es una palabra que hemos creado para expresar la declaración hecha en Juan 1:14, que el Logos eterno, la segunda persona de la Trinidad, “se hizo carne” y habitó entre nosotros como un ser humano, Jesús de Nazaret.  La idea es que Jesús, desde el tiempo en que fue concebido de manera sobrenatural en el vientre de María por el poder del Espíritu Santo (Mateo 1:20), tenía dos naturalezas distintas: la divina y la humana.  Esta persona singular, por lo tanto, era Dios y hombre.

A. La divina naturaleza de Jesús. Primero diré algunas cosas sobre la naturaleza divina de Jesús.  El Dios eterno siempre ha existido como tres personas distintas, o centros de consciencia en un Ser divino.  En los tiempos del Antiguo Testamento, fue conocido como Yahvé, un nombre que se podía referir a cualquiera o todas las tres personas de la Trinidad.  Desde que vino Jesús, según está grabado en las Escrituras del Nuevo Testamento, hemos sabido que Yahvé en realidad es las tres personas divinas que conocemos como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (por ejemplo, Mateo 28:19).  Aquí me referiré a ellos como el Padre, el Logos (Juan 1:1), y el Espíritu Santo.

Las tres personas de la Trinidad son iguales en existencia, naturaleza, poder y autoridad.  Sin embargo, a veces son distintos en Sus obras, acciones y trabajos.  Llamamos al primero la “Trinidad ontológica”, ya que tiene que ver con Su existencia o esencia; y llamamos al último la “Trinidad económica” (de la palabra griega oikonomía).  En otras palabras, aunque tienen el mismo tipo de esencia, hacen cosas diferentes.

Aquí explicaré dos aspectos de Su igualdad de esencia.  Primero, hablaremos de la omnipresencia de Dios, que es la idea que Él está presente dentro de nuestro universo en todo lugar, todo el tiempo.  Esto se aplica a las tres personas de la Trinidad.  Para propósitos ilustrativos, pediré que pienses en un universo creado entero, no necesariamente como el nuestro, en cualquier forma que tu desees (cubo, esfera, por ejemplo).  Ahora piensa en ese universo entero como algo lleno de tres cosas.  Cada centímetro cúbico de ello está totalmente lleno con agua.  Al mismo tiempo, cada centímetro cúbico está completamente lleno con un grado cómodo de calor.  Además, cada centímetro cúbico está lleno de electricidad.  Todas estas tres cosas está ocupando todo el espacio de este universo imaginario al mismo tiempo.  Están omnipresentes dentro de ello.

Las tres personas de la Trinidad están, de manera similar, omnipresentes dentro de nuestro universo.  Digo de manera “similar”, ya que pienso que ellos están presentes A cada punto de nuestro espacio, en vez de DENTRO de él.  La cosa importante para nuestros propósitos es que esto se aplica al Logos eterno, al igual que se aplica al Padre y al Espíritu Santo.  Siempre está existiendo en todos lados A nuestro universo, antes Y después de Su encarnación como el hombre Jesucristo.  Pero eso no significa que el hombre Jesucristo es, por ende, omnipresente.

El otro aspecto de la igualdad de la esencia de Dios es Su omnisciencia, o conocimiento infinito.  Él conoce todas las cosas, todo el tiempo.  Esto es igual de verdad de todas las tres personas de la Trinidad.  Para continuar la ilustración de arriba, piensa en una cosa más que es igual de presente junto con el agua, el calor y la electricidad del universo imaginario, esto es, la luz.  La luz está presente a y dentro de el agua, el calor y la electricidad, llenándola en todos lados y por siempre.

La luz en esta ilustración representa el conocimiento, o bien, el concepto de omnisciencia.  Las tres personas de la Trinidad, incluyendo al Logos, comparten el mismo cuerpo de conocimiento de la realidad por todos los tiempos, infinito, ilimitado y completo—pasado, presente y futuro.  Este cuerpo de conocimiento también incluye una consciencia de todas las realidades posibles, aunque nunca lleguen a existir.  El Logos mismo es, siempre ha sido, y siempre será omnisciente en Su esencia eterna.  Sin embargo, esto no significa que el hombre Jesucristo también es omnisciente.

B. La naturaleza humana de Jesús. ¿Cómo, pues, se relaciona todo lo de arriba con el hombre, Jesucristo, en Su naturaleza humana?  Aquí comenzamos con cómo Jesús encaja en el plan eterno diseñado por Dios antes de que cualquier implementación de ello hubiese comenzado.  Debemos pensar en las tres personas de la Trinidad creando un plan para la creación y compleción de este universo específico.

Aquí resaltaremos varias decisiones claves que fueron parte de este plan.  Primero fue la decisión de crear seres de libre albedrío, con independencia relativa, haciéndoles capaces de pecar o no pecar.  Esta naturaleza de libre albedrío del universo significa que Su futuro está, en gran medida, en manos de los humanos.  El segundo aspecto clave (no necesariamente una decisión) es que Dios, con Su previo conocimiento, sabía desde el principio que Sus seres humanos con libre albedrío llegarían a ser pecadores.  El siguiente aspecto clave fue la decisión de encontrar alguna manera de ofrecer redención a los pecadores, algo que les permitiría tener confraternidad con Dios a pesar de Su pecado e indignidad.  El último aspecto clave fue la decisión de que una de las personas de la Trinidad—el Logos—se haría humano y haría la única cosa posible para salvar a los pecadores de Su merecido castigo.  Y aquí entra Jesús de Nazaret al cuadro.

La implementación de este último aspecto del plan suma la naturaleza humana al Logos divino.  El Logos sigue existiendo como la tercera persona, omnipresente y omnisciente, pero llega a estar presente dentro de una persona humana, Jesús, al mismo tiempo, pero de una manera única y limitada.  La persona de Jesús, por lo tanto, tiene dos naturalezas, la divina y la humana.  Para usar nuestra ilustración una vez más, pienso en Jesús como un foco único y magnífico que está plantado en nuestro universo imaginario.  El foco mismo equivale a la naturaleza humana de Jesús, y la luz que brilla de él es (por lo menos en parte) equivalente a Su naturaleza divina del Logos.

Lo que es crucial para nuestro propósito de entender el asombro de Jesús en Getsemaní es el hecho que Su consciencia o estado mental operaba como el de otros seres humanos, en vez de como el del Logos.  Jesús no tenía dos mentes o centros de consciencia separados; era solo UNA persona, con un centro de consciencia.  En otras palabras, como otros seres humanos, estaba limitado a pesar en una cosa a la vez, con todo el resto del conocimiento guardado como si fuera dentro de la memoria de una computadora, listo para ser accedido a voluntad.  El Logos divino sigue existiendo con plena omnisciencia, pero esta consciencia divina no la comparte con el humano Jesús.  Según el plan eterno de Dios, la consciencia de Jesús está controlada por las limitaciones presentes en seres humanos.

Pero el plan de Dios también incluye algunas excepciones a esta situación general.  En primer lugar, la reserva (o memoria de computadora) al cual Jesús podía acceder por un acto de voluntad para recibir un poco de conocimiento a Su consciencia era infinita, en otras palabras, al desearlo, podía acceder a la omnisciencia del Logos.  Por eso en algunos momentos tenía conocimiento milagroso, como poder leer las mentes de la gente en Su audiencia.  Pero tal conocimiento no estaría presente en todo momento.

Más significativo, algunos pedazos de conocimiento en la reserva infinita, según el plan establecido antes de la creación, no estaban disponibles a la voluntad humana de Jesús.  Por ejemplo, Jesús mismo nos dice que Él personalmente no tenía conocimiento del tiempo (ni día ni hora) de Su propia segunda venida; el Padre tiene conocimiento de esto, pero el Logos, Dios el Hijo, no lo tiene (Mateo 24:36).  El propósito de esto probablemente es de prevenir que intentemos usar alguna enseñanza de Jesús para determinar la fecha y hora de la segunda venida.

Pero otra parte del plan de retener conocimiento parece ser igual de significativo, y nos permite explicar el asombro de Jesús.  Esta es la sugerencia que, durante la vida terrenal de Jesús, lo que debía conocer sobre sí mismo y Su rol en el plan de redención solo le fue disponible en etapas, y no todo a la vez.  Pensemos en la ilustración del foco de nuevo.  El foco está conectado a un interruptor que alumbra u opaca por grados.  En el principio de Su vida, está puesto en un nivel opacado; pero a medida que Jesús va madurando y empieza Su ministerio, el interruptor va aumentando la intensidad del foco, dándole más y más conocimiento.

¿Cómo sabemos esto?  Le debo la base de esta explicación a mi profesor de teología en el seminario teológico de Westminster a principios de los 60s.  Lo que me enseñó sobre esto fue una de las cosas más interesantes e importantes que aprendí en mis años de seminario.  Enseñando sobre el tema de “la obediencia de Jesús”, el profesor John Murray explicaba Su entendimiento de Lucas 2:52, que dice, “Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.”

Lucas hizo esta declaración en Su narrativo cuando Jesús sólo tenía doce años (v. 42), al final de la historia donde Su familia estaba asistiendo a la Pascua en Jerusalén y Jesús se separó de Sus papás por tres días mientras discutía con los rabíes del templo.  Dejó a los maestros con esta impresión: “Y todos los que le oían estaban asombrados de Su entendimiento y de Sus respuestas” (¡v. 47—“asombrados”!).  Y así, Jesús siguió creciendo en sabiduría y favor con Dios.  Después de escuchar lo que el profesor Murray tenía que decir al respecto, lo he descifrado así.

¿Cómo hemos de pensar en el desarrollo de las capacidades mentales y estados de Jesús desde el tiempo en que fue concebido en el vientre?  Debemos recordar que, en este respecto, Su naturaleza divina dominaba.  No debemos pensar que el bebé Jesús en el vientre o al pecho de Su madre contemplaba las enseñanzas de David o Isaías, y planeaba el comienzo de Su ministerio.  En los años tempranos de Su naturaleza humana, Su conocimiento aumentó igual que el de cualquier otro niño, pero sin lis estorbos impuestos por la absorción del pecado.  Aprendió cosas que cualquier otro niño de Su tiempo aprendería, pero sin duda con la inteligencia y motivación más alta.

Pero sería necesario que en algún momento de estos años tempranos se comenzara a desarrollar el plan de la Trinidad, que se encendiera el foco de conocimiento y que aumentara en Su brillo, para la inauguración de la serie de pasos en el cual Su identidad divina y Su misión mesiánica gradualmente se irían revelando a Su consciencia.  Esto probablemente había comenzado a Sus doce años, y probablemente se reflejó en Su habilidad impresionante demostrada a los rabíes (Lucas 2:46 y siguiente).  Probablemente le fue revelado más periódicamente a través de los siguientes 18 años, pero no tenemos datos sobre eso.  En cualquier caso, según iba aumentando Su consciencia sobre Su identidad y misión, Su aceptación de ello y Su compromiso a ser 100% fiel a ello fue notado por Dios el Padre; y este es el punto de la declaración en Lucas 2:52, que creció en favor con Dios.  Entre más sabía sobre el plan divino para sí mismo (Filipenses 2:7-9), más perfectamente se sometía a Él; y entre más se sometía a Él, más aumentaba Su favor para con Dios.

Yo sugiero que la principal descarga de conocimiento referente a Su misión, probablemente cercano al punto más brillante, ocurrió en Su bautismo.  El descenso del Espíritu sobre Él en la forma de la paloma simbolizó Su inauguración para los años de ministerio, y lo llenaron con el Espíritu—véase Lucas 4:1.  En algún punto, talvez previo a este evento, pero por lo menos un poco después, Jesús supo que Su misión involucraría Su muerte y resurrección (Mateo 16:21).  En cada etapa de Su vida, a medida que iba aumentando Su consciencia de sí mismo según el plan pre-acordado, el Padre estaba complacido y lleno de favor hacia Él.

 

II. COMENZÓ A ESTAR ASOMBRADO—Marcos 14:33

La pregunta ahora es esta: ¿cómo ayuda todo esto a explicar cómo Jesús podría comenzar a sentirse asombrado al entrar a Getsemaní en esa noche crucial?  Esta fue la noche de Su arresto, y el comienzo de Sus sufrimientos observables por nuestros pecados.  Sin duda ya conocía lo básico de Su muerte, que sería una crucifixión; y ya conocía la naturaleza horrible de la muerte física de ser clavado a una cruz.  Pero sin duda un pedazo de información se le había sido retenido hasta este momento, esto es, ¡la plena intensidad y profundidad del sufrimiento que estaba a punto de sufrir con tal de lograr nuestra salvación!  Pero ahora, era tiempo que la última etapa de consciencia se revelara a Su consciente.  Fue como si una cortina se estuviera abriendo de a poco a través de los años; pero ahora se abriría la cortina por completo y el foco de conocimiento fue alumbrado a toda potencia—y podía ver por primera vez (“comenzó a estar asombrado”) que estaba a punto de sufrir no sólo terribles dolores físicos en Su naturaleza humana, ¡sino también las agonías infinitas de la ira divina de Dios que rodearían Su naturaleza divina!

El punto aquí es que el plan de redención pre-creación de la Trinidad era la única manera en la que el pecado del hombre podía ser perdonado sería que una persona de la Trinidad—se determinó que sería el Logos—tendría que sufrir todo el castigo que el pecado humano merece.  Y la naturaleza santa de Dios determina que el pecado humano en contra de la Trinidad divina merece un castigo eterno en el Infierno.  Por lo tanto, el plan redentor para el Logos era este, que en la forma del ser humano Jesús de Nazaret, sufriría el equivalente de una eternidad en el Infierno por toda la raza humana conocida desde la eternidad.

Es por esto que la encarnación del divino Logos fue necesario para nuestra redención.  Nuestro merecido castigo es el sufrimiento eterno en el Infierno.  Otro ser humano talvez podría ser un sustituto adecuado para otro ser humano—¡si es que se pudiese encontrar a otro ser humano para tomar mi lugar!  Pero todos han pecado, y, por lo tanto, todo otro ser humano ya le debe a Dios el castigo eterno de su propio pecado.  Esta es una razón por la que el Dios si pecado tenía que ser nuestro sustituto.

Pero la razón principal por la que el divino Logos fue el que vino a tomar nuestro lugar fue que este sufrimiento tenía que ser padecido ¡por toda la raza humana!  Dios estaba haciendo la posibilidad para que cada pecador pudiera ser salvado—para que “todo el que cree en Él no morirá, sino que tendrá vida eterna” (Juan 3:16).  Y así Jesús, no solo como un ser humano sufriendo en una cruz física, sino que también Dios sufriendo en Su naturaleza divina, estaba absorbiendo no solo lo que una persona merecía por sus pecados, ¡sino lo que merece toda la raza humana!  Solo un ser INFINITO podría ser un sustituto para todos nosotros.

Y no solo eso.  Nuestro sufrimiento merecido es eterno, lo cual significa que, si Jesús es nuestro sustituto, Su sufrimiento también debe ser eterno.  ¿Pero cómo podría hacer eso sin ir al Infierno y quedarse ahí por siempre—lo cual no hizo?  Esta es otra razón por la cual nuestro sustituto necesitaba ser divino—tenía que ser Dios mismo.  Solo el Ser INFINITO podría sufrir un castigo eterno en un periodo de tiempo finito.  ¡Todo el sufrimiento merecido prolongado por toda la eternidad para todos nosotros seres finitos fue comprimido en esas pocas horas desde Getsemaní hasta el punto en el que murió en la cruz!

Aquí en la puerta de Getsemaní, por primera vez, Jesús se dio cuenta de lo que le quedaba por delante: ¡vio que estaba a punto de sufrir el equivalente de la eternidad en el Infierno por cada ser humano!  ¡Vio que no solo era la cruz física que estaba a punto de padecer, sino también la ira infinita de Su santo Padre!  ¡CON RAZÓN COMENZÓ A SENTIRSE ASOMBRADO!  Hasta entonces, ¡no tenía idea de lo terrible que sería Su sufrimiento!  Si este peso se le hubiera puesto en Sus hombros desde Su juventud, o aun desde el principio de Su ministerio en Su bautismo, Su alma humana hubiera sido destruido.  Con razón fue demorada la revelación entera hasta este momento.  Con razón comenzó no solo a estar asombrado, sino también a estar “angustiado”—ademeneo, el segundo verbo en la declaración en Marcos 14:33: “Comenzó a estar asombrado y angustiado”.

III. QUÉ SIGNIFICA ESTO PARA NOSOTROS

¿Qué significa todo esto para nosotros, especialmente cuando estamos a punto de participar de la Cena del Señor?  Una gran parte de la Cena es que estamos recordando que Jesucristo murió por nuestros pecados, ¡que tomó nuestro lugar bajo la ira de Dios!  Él sufrió POR NOSOTROS lo que NOSOTROS merecíamos sufrir.

Cuando piensas en tus pecados en contra de Dios, y te das cuenta de que mereces ser condenado y castigad por ellos, ¿qué tan malo piensas que ese sufrimiento debe ser?  ¿Exactamente qué tan malo crees que fue el sufrimiento que Jesús tomó sobre sí mismo en tu lugar?  ¿Realmente aprecias lo horrible que fue?  Normalmente nos enfocamos en la agonía física impuesta por la cruz, pero esa tan solo fue la envoltura, comparada con el contenido vertido sobre la naturaleza divina de Jesús en esas horas: ¡la ira divina de Dios!

Este sufrimiento es tan increíblemente horroroso que Su intensidad de hecho fue retenida de la consciencia de Jesús hasta que se acercaba el final.  Fue tan malo que, cuando el conocimiento de Su intensidad le fue revelado, ¡estaba ASOMBRADO de lo atroz que sería!  ¡Hasta Dios el Hijo estaba ASOMBRADO de ello!

¡Esto nos muestra aún más lo mucho que deberíamos estar agradecidos por lo que Jesús ha hecho por nosotros!  Nos muestra cuánto MÁS agradecidos deberíamos estar de lo que normalmente estamos.  ¡No tenemos idea de lo que sufrió nuestro Salvador para lograr que el perdón de nuestros pecados fuera posible!  ¡Hasta logró asombrarlo a Él la atrocidad de todo!

El punto principal es que NOSTOROS somos los que deberían estar ASOMBRADOS del hecho que nuestro Salvador nos amó tanto que siguió dispuesto a pasar por todo—¡a pesar de lo terrible que sería!

Que Cristo me haya salvado tan malo como yo fui,

Me deja maravillado, pues él se entregó por mí

¡Cuán grande amor! ¡Tan grande amor! el de Cristo para mí

¡Cuán grande amor! ¡Tan grande amor! Pues por él salvado fui

 

NOTAS DEL TRADUCTOR:

* Biblegateway.com dispone de 19 versiones en Español, de las cuales la traductora revisó todas.

** Ninguna versión, de las que están en Biblegateway, dice “asombrado”.  Es por esto que se ha decidido mencionar la versión de la Biblia en la que aparece en inglés.

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