Una nota escrita por Dr. Jack Cottrell. Notas agregadas por la traductora han sido marcadas con asteriscos (*).
PREGUNTA: Estamos estudiando el libro de Hechos en nuestra escuela dominical, y la semana pasada hablamos de Ananías y Safira. La pregunta que obsesionó a algunos de nosotros fue, «¿Fueron al cielo después de caer muertos?» La mayoría de nosotros, asumiendo que eran creyentes renacidos, creímos que sí. Si lo único necesario para echar a un creyente renacido al Inferno fuera pecar al momento de muerte, la Gracia parece ser menos “agraciada.”
RESPUESTA: Yo voto con la mayoría aquí. En primer lugar, su muerte física fue un castigo temporal (severo, ciertamente, pero merecido bajo las circunstancias), pero no debe ser atado ni equiparado con castigo eternal. Segundo, contrario a una falacia extendida, un pecado individual (excepto por el pecado de incredulidad) no necesariamente nos separa de la gracia de Dios. Es posible caer de gracia, pero este es un paso drástico y no debe ser equiparado con pecados individuales. Todos pecamos a pesar de nuestro fervoroso deseo de no hacerlo (véase Romanos 7:14-25); pero esto afecta nuestros esfuerzos hacia la SANTIFICACIÓN, no nuestro estado de JUSTIFICACIÓN. Véase capítulo 4, “Grace as the Double Cure”* en mi libro reciente sobre la gracia, “Set Free! What the Bible Says About Grace”** (College Press). (También en este libro, véase pp. 303ff. sobre el caer de la gracia.)
Otra falacia común afectando nuestra percepción do lo que sucede si pecamos al momento de muerte es un entendimiento imperfecto de 1 Juan 1:9. Esto normalmente se entiende implicando que cada pecado nos separa de la gracia y nos pone en un estado perdido; nos quedamos en ese estado perdido hasta que nos arrepentimos y confesamos ese pecado específico y oramos por su perdón. Pero si morimos después de pecar y antes de confesar, se nos ha enseñado a asumir que iremos al infierno. Pero esto no es lo que 1 Juan 1:9 significa. Más bien, Juan está diciendo que una continuada confesión del hecho que SOMOS PECADORES (i.e., un corazón arrepentido) es parte de lo que nos mantiene dentro de la gracia de Dios. Véase otra vez en mi libro, “Set Free!”**, pp. 314-316, para una explicación más detallada de porqué este es el entendimiento correcto de este versículo.
Esto también nos da una completamente nueva perspectiva del suicidio.
La versión de Biblia usada en esta traducción es La Biblia de las Américas (LBLA), a menos de ser específicamente notada.
NOTAS:
* “Gracia como el remedio doble”
** “¡Puesto en libertad! Lo que la Biblia dice sobre la gracia”