¿Está Dios felíz que Osama está muerto?

Un artículo escrito por John Piper.

Las emociones de Dios son complejas– como las tuyas, solo que un millón de veces más. Ahora, tus emociones sobre bin Laden no son simples, i.e. no una sola. Hay varias y se entremezclan. Esa es una cosa buena. Eres como Dios.

En respuesta a la muerte de Osama bin Laden, muchos tweets y blogs han citado la verdad bíblica que «Dios no se deleita en la muerte del impío.» Eso es verdad.

También es verdad que Dios se deleita en la muerte del impío. Hay cosas de cada muerte de las que Dios aprueba en sí y cosas de cada muerte de las que Dios no aprueba en sí.

Es Dios de doble ánimo?
Esto no es doble discurso. Toda persona pensativa hace tal distinción. Por ejemplo, si mi hija me pregunta si me gusta una película, puede que le diga si o no a la misma película. ¿Porqué? Porque la película puede ser evaluado por su 1) actuación, 2) tramo, 3) cinematografía, 4) desnudez, 5) groserías, 6) suspenso, 7) complejidad, 8) fidelidad a la fuente, 9) reverencia por Dios, 10) imagen exacta de la naturaleza humana, etc., etc., etc. Así que mi respuesta es casi siempre «si en algunas maneras y no en otras maneras.» Pero a veces simplemente digo si y a veces no, por circunstancias extenuantes.

Aquí está porqué digo que Dios aprueba y desaprueba la muerte de Osama bin Laden:

En un sentido, la muerte humana no es el placer de Dios:
¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá si se apartare de sus caminos? . . . Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. (Ezequiel 18:23, 32)

En otro sentido, la muerte y el juicio del impenitente is el placer de Dios:
Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo. (Ezequiel 5:13)
[La Sabiduría clama:] Sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis. (Proverbios 1:25-26)

Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella. (Apocalípsis 18:20)

Así como Jehová se gozaba en haceros bien y multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros. (Deuteronomio 28:63)

No debemos anular ninguno de éstos pasajes, mas debemos considerar detalladamente cómo pueden todas ser verdad.

Dios no es malévolo ni sanguinario

Mi sugerencia es que la muerte y miseria del impenitente no es en sí un placer para Dios. Dios no es un sadista. No es malicioso ni sanguinario. La muerte y el sufrimiento considerado solo no es su deleite.

Más bien, cuando una persona rebelde, malvado e incrédulo es juzgado, la cosa en que Dios tiene placer es la exaltación de la verdad y rectitud, y la vindicación de su propio honor y gloria. (Para más discusión sobre el corazón de Dios en juicio véase la sección en The Pleasures of God llamado «How is God Like George Washington?», pp. 147-149.)

Cuando Moisés advierte a Israel que el Señor tomará placer en trayéndoles ruina y destruyéndolos si no se arrepienten (Deuteronomio 28:63), quiere decir que los que se han rebelado contra el Señor y se han movido más allá del arrepentimiento no podrán jactarse de que han hecho al Todopoderoso miserable.
Dios no es derrotado en los triunfos de su justicia recta. Muy al contrario. Moisés dice que cuando son juzgados, involuntariamente le habrán proveído una ocasión a Dios para regocijarse en la demostración de su justicia y su poder y el infinito valor de su gloria (véase también Romanos 9:22-23).

Una avertencia
Que esto sea una advertencia para nosotros: Dios no será burlado. No está atrapado ni arrinconado ni coaccionado. Aún en camino al Calvario tuvo legiones de ángeles a su disposición: «Nadie la quita [la vida], sino que yo mismo la pongo»– de su propio buen placer, por el gozo puesto delante de él.

En el único punto de la historia del universo donde Dios pareció estar atrapado, estuvo en control, haciendo precisamente lo que le complacía— muriendo para justificar al impío como tu y yo. (Adaptado de The Pleasures of God, 66-74)

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