¿Cómo puedo ayudarle a mi esposo a mantenerse puro?

Un artículo escrito por Bob Russell. Notas agregadas por la traductora han sido marcadas con un asterisco (*).

Esposas, ayúdenle a sus esposos a mantenerse puros! (1 Corintios 6-7)

Un ministro amigo mío engañó a su esposa hace varios años. La perdió a ella, le causó devastación a sus hijos, hirió a su iglesia y le dio oportunidad a los enemigos de Cristo a blasfemar. Estaba tan disgustado con él que después de un intento superficial de hacerle contacto falló, no intenté de nuevo.

No había cruzado ese tramo de lo dicho a lo hecho. Sabía de la admonición de Pablo en 1 Corintios 6:18-20, «Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.»

Un año después uno de los amigos más cercanos del predicador me pidió intentar hacerle contacto de nuevo. Cuando lo hice, me regocijé que se había arrepentido y estaba gradualmente siendo restaurado a una vida obediente. Ciertamente estuvo mal al cometer adulterio pero un correo electrónico que me envió me ayudó a entender una parte de la razón. Con su permiso comparto lo que escribió.

«Mi ministerio iba bien. Tenía éxito en cada área al que se le podía adherir una medida. La influencia se expandió, hijos se hacían seguidores devotos de Jesús. (Mi ex-esposa) y yo teníamos una sólida vida conyugal en tantos respectos.

Un tema problemático existía justo bajo la superficie de tanto bueno. No había casi nada de intimidad entre mi esposa y yo. La falta de intimidad emocional fue exhibida por la falta de intimidad física (Sexo tal vez tres veces al año . . . a veces pasarían seis meses con casi nada de caricias) . . . y por favor sepan . . . esto NO ES una excusa. NO HAY EXCUSA PARA MI COMPORTAMIENTO. NINGUNA Y PUNTO. No peleábamos NUNCA (señal de advertencia). Fuimos buenos padres, teníamos una distribución de labor satisfactoria, compartíamos valores cristianos, éramos muy amados por los suegros . . . era ideal, excepto por la intimidad.

Tras años de rogar por un cambio, llorando en la noche, comunicando mis sentimientos, pidiéndole que fuera a consejería conmigo—todo para nada, me resigné en mi matrimonio. Mi corazón tomó una lenta jornada a un lugar frío, como una llama sofocándose mientras parpadea . . . una tormenta perfecta de depresión, agotamiento, lucha matrimonia, nido vacío y la tentación le llegó a mi vida tan duro y caí en formas devastadoras a la infidelidad y vida inmoral.»

Mientras el predicador descarriado necesitaba repasar 1 Corintios 6:18-20, su esposa le pudo haber ayudado cumpliendo con lo que dice el pasaje que sigue en 1 Corintios 7. «Pero en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en *tentación de Satanás, por falta de dominio propio. (1 Corintios 7:2-5)»

. . .Suficiente dicho.

 
La versión de la Biblia usada en este artículo es la NVI (Nueva Versión Internacional), a menos de ser específicamente notado.

Para ver más sobre el ministerio de Bob Russell, visiten su sitio AQUÍ.

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