Un artículo escrito por el Dr. Rick Chromey. Para ver el artículo original, visite su blog: Vertical Church.
NOTA: Cada iglesia es guiada por tradiciones que guardan los matices doctrinales de una denominación, cuerpo religioso, o congregación. La mayoría de estas tradiciones son post-apostólicas y culturalmente sensitivas en origen y práctica. Muchas son inocentes y aceptables. Pero, ocasionalmente, algunas de estas tradiciones surgen que no contienen apoyo bíblico o histórico. De hecho, al ser profundamente considerados, estas tradiciones, ritos y actos espiritual sólo distraen, demora, desvían o distorsionan la cristiandad auténtica. No requiere de una licenciatura en Biblia para entender que estas tradiciones no son escriturales, pero que muchos cristianos aun así confían en su eficacia y las practican sin pensarlo más. En esta serie de artículos investigaré varias tradiciones así que han emergido en los últimos 150 años de cristianismo protestante evangélico.
Así que por fin decides que es hora de entregarte a Cristo. Decides que necesitas ser bautizado en Jesús. Genial. ¿Pero cuándo? ¿Y dónde? ¿Quién lo hará? No es tan sencillo como pensarías.
Al fin y al cabo que, en la iglesiandad evangélica de hoy, el bautismo principalmente por conveniencia. Y ese es un problema inconveniente.
En muchas iglesias, particularmente las que están en la línea evangélica o no-denominacional, el bautismo sucede según el reloj. El domingo en la mañana, tarde o noche. A veces el miércoles por la noches. Se agendan los bautismos de la misma manera en que se agendan cenas de iglesia, eventos especiales y tradiciones festivas. En algunas iglesias tienes que esperar meses o semanas para ser bautizado. En casi todas, te demorarás días (a menos que tengas una conveniente conversión del domingo en la mañana). El domingo de Pascua es un día popular para bautismos. De hecho, cualquier domingo parece ser bueno. La mayoría de las personas son bautizadas el domingo en la mañana.
¿El problema? El bautismo, según se revela en el Nuevo Testamento, en realidad no es un evento agendado. De hecho, este ritual sagrado y antiguo sucedía en tiempos bastante inconvenientes o lugares no esperados. El libro de Hechos revela que un bautismo ocurría inmediatamente cuando una persona profesaba tener fe en Cristo. Nadie esperaba hasta la siguiente noche de bautismo, picnic anual de iglesia o aún hasta el domingo en la mañana. Tres mil personas fueron bautizadas en Pentecostés inmediatamente después del sermón de Pedro (Hechos 2:37-41). El eunuco etíope fue bautizado inmediatamente cuando entendió la enseñanza del evangelio que predicaba Felipe (Hechos 8:36-38). Saulo/Pablo fue bautizado inmediatamente después de ser sanado (Hechos 9:18). El hogar de Cornelio fue bautizado inmediatamente bajo las órdenes de Pedro (Hechos 10:47-48).
De hecho, no hay NINGUNA conversión en el Nuevo Testamento (después de la ascensión de Jesús) donde alguien aceptó el Mensaje, creyó en Jesús y lo siguió sin bautismo inmediato. ¿Por qué? Creo que es por causa de las increíbles promesas transformadoras que la Escritura conecta al bautismo (siendo cubierto en Cristo, purificación espiritual del pecado y salvación). Ninguna de estas promesas valía la pena demorar. Como dice Larry the Cable Guy, “Git’er done!” (“¡Hazlo ya!”)
Seamos honestos, el bautismo en muchas iglesias hoy trágicamente se trata más del pastor o de aumentar la membresía de la iglesia. El domingo en la mañana funciona bien porque el predicador tiene una audiencia cautiva y porque es, bueno, conveniente. Los bautismos anuales son grandes éxitos porque muchas personas se están bautizando a la vez y, bueno, nuevamente es conveniente. Los bautismos aumentan membresía y le dan a todos (a los líderes de iglesia en especial) un sentimiento cálido. El problema es que el bautismo no es para el que bautiza, sino que es para el que está siendo bautizado. Por consecuencia, los bautismos nunca deben ser convenientes. Las personas llegan a la fe en tiempos raros y lugares extraños. En Hechos, los individuos están llegando a la fe al lado del camino y cerca de ríos, en prisiones y hogares. Están siendo bautizados en toda hora del día, desde la mañana hasta la media noche. Talvez es por eso que el bautismo raramente es un acto público. Si se ha ensamblado una multitud, bien, pero la mayoría de las conversiones (según lo relata Hechos y aún hoy) suceden del lunes al sábado. Son cuestiones privadas.
La iglesia del siglo 20 no solo hizo que los bautismos fueran convenientes, sino “cómodos”. La mayoría de los bautismos que ocurren hoy día ocurren adentro usando agua tibia, con toallas, batas gruesas, cuartos calentados donde puedan cambiarse y otras comodidades. Claro, las iglesias en regiones tropicales a veces hacen bautismos en el mar (cuando colabora el clima), y muchas iglesias agendan bautismos veraniegos a propósito, para poder usar ríos y lagos regionales. Pero he escuchado a mucha gente de edad hablar de bautismos exteriores a medio invierno. ¿Te imaginas cortar un hoyo en el hielo para llegar al río? ¿Y una congregación que se enfrentaría a los elementos para celebrar el bautismo de un converso? Nadie consideraba esperar a que la primavera descongelara todo, porque el bautismo no era algo que esperabas para hacer. Talvez es por eso que las iglesias de hoy (quienes toman más en serio el bautismo) encuentran la mini-piscina interior calentada una amenidad cómoda y conveniente.
En el Didaché (“Enseñanza de los Doce”), uno de los documentos cristianos más tempranos sobre las prácticas de la iglesia, y una obra que algunos padres de la iglesia argumentaban que debía ser parte del canon del Nuevo Testamento, aparece la siguiente declaración sobre el bautismo (capítulo 7): Y, referente al baptismo, bauticen así: Habiendo primero dicho todas estas cosas, bauticen en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, en agua viva. Pero si no tienen agua viva, bauticen en otra agua; y si no pueden hacerlo en agua fría, háganlo en agua tibia. Pero si no tienen ninguno, viertan agua tres veces sobre la cabeza en el nombre del Padre e Hijo y Espíritu Santo. Pero antes del bautismo, que el que bautiza ayune, y también el bautizado, y quien más pueda; pero le ordenarás al bautizado que ayune uno o dos días antes.
Evidentemente, el plan de bautismo era agua fría “viva” o que se movía (arroyo, río, mar, lago). Pero cualquier agua funcionaba en un momento de apuro. Hazlo ya. Ahora.
Por supuesto, el último problema es, ¿quién tendrá el honor de bautizar?
La tradición de la iglesia delega los deberes del bautismo a sacerdotes, pastores y predicadores. ¿Por qué? Pienso que es porque es conveniente. Es más fácil de controlar. Una señal de éxito. Y es tradición. En muchas iglesias, especialmente del tipo más grande, conversos nuevos desean ser bautizados por el pastor (muchas veces porque es una de las pocas veces que podrán conocer a un pastor significante personalmente). También es insignia de honor. Es genial poder decir, “Fulano de tal me bautizó”. Los corintios tenían el mismo problema de regodearse. Irónicamente, por lo menos para Pablo, parece que hacía poco en términos de bautismos (1 Corintios 1:14-17). No porque no podía o no debía, sino más bien porque entendía que su propósito era de predicar, y no de bautizar. A fin de cuentas, cualquiera podía bautizar. No necesitabas una licenciatura de una universidad bíblica, un certificado de ordenación, ropa especial o un título eclesiástico para bautizar a otra persona. Y sigue siendo así.
En resumen, el bautismo por conveniencia (o cuando es conveniente) no es un mandato bíblico. Las Escrituras son muy claras. Una vez que una persona profesa creer en Jesucristo, necesitan ser bautizados inmediatamente. Nada de esperar. Nada de demora. Nada de problema. Y bautismos pueden suceder en cualquier lugar, a cualquier hora. El jueves a la media noche en un jacuzzi. El sábado en la mañana en la piscina del gimnasio. El miércoles en la tarde en el río. El martes en la noche en la playa del lago. El viernes al mediodía en una tina del baño. Y, sí, el domingo en la mañana en el bautisterio de la iglesia. Finalmente, cualquier creyente puede bautizar a un converso nuevo. De hecho, yo animo a que los papás bauticen a sus hijos, que amigos bauticen a sus amigos, y que maestros bauticen a sus estudiantes. ¡Compartan el amor del bautismo!
El bautismo, por naturaleza, es un acto inconveniente. Es una experiencia empapadora que cambia y carga una vida. Como casarse, no es un acto al que uno entra ligeramente ni sin deliberación seria. Es un compromiso de por vida a seguir a Jesús a cualquier lugar y por siempre.
Y es la mejor decisión que he hecho en mi vida.
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