#1 La gracia no es justa, ¡pero eso es bueno!

SalvadoUn artículo escrito por el Dr. Jack Cottrell.  Para ver el artículo original, visiten su BLOG.

Casi todos desarrollan una “mentalidad de ‘lo que es justo’” en alguna medida.  Nos condicionan desde nuestra niñez a respetar y buscar lo que es justo, también conocido como justicia.  Sabemos lo que significa merecer (o no merecer) algo.  Desde muy temprano en la vida, los niños aprenden a decir, “¡Eso no es justo!”

La mayoría del mundo, incluyendo muchos grupos e individuos dentro de la comunidad cristiana, tratan de aplicar la mentalidad de lo justo a la salvación misma.  Lo que se asume es que solo aquellos quienes son lo “suficientemente buenos” irán al cielo.  Hace mucho tiempo vi los resultados de algunas respuestas al azar a la pregunta, “¿Cuáles son las probabilidades de que llegarás al cielo?”  Una persona dijo “50-50.  Entre más viejo me hago, la más que pienso que van mejorando mis probabilidades.”  Otro dijo, “Mis probabilidades son bastante malas, talvez 50-50.  Tienes que ser más que una persona agradable.  Pero sigo en la carrera.”  Un optimista dijo, “¡85%!  No creo que el examen de entrada será tan difícil.”

Como muchos otros, todas estas personas obviamente asumen que el Día de Juicio involucrará algo así como una escala de balanza, donde los pecados están de un lado de la escala y las buenas obras están en la otra.  Las buenas obras de uno deben pesar más que las malas, quizás significativamente.  Solo entonces mereceremos entrar al cielo.

El hecho es este: ¡la idea de “lo que es justo” para la salvación es fútil!  Santiago 2:10 dice que un pecado pesa más que todo el bien que hagamos.  La única manera de merecer el cielo es ser perfecto: 100% bueno.  Aún el 85% no es lo suficientemente bueno, y el 50% no se acerca ni un poco.

Esta es la cuestión: cuando viene al tema de la salvación, ¡olvídate de lo que es justo!  Si quieres que Dios sea justo contigo el Día del Juicio, irás al infierno.  Eso es lo que todo pecador merece.  Si realmente quieres ir al cielo, en vez de lo que es justo, necesitas pensar en términos de GRACIA.  Y debemos lograr que esto se filtre a nuestra consciencia: ¡la gracia es el OPUESTO de lo que es justo!  La gracia significa que, en el Día del Juicio, recibiremos lo opuesto de lo que merecemos.

En la mayoría de temas de este mundo, la justicia definitivamente es una virtud.  Debemos enseñarles a los niños a ser justos, a jugar sin hacer trampa, a compartir justamente.  Esperamos que nuestras cortes de ley apliquen justicia.  Creemos en un día honesto de trabajo por un día honesto de pago.

Pero cuando llegamos al tema de la salvación eterna, nuestra única esperanza es la gracia—y la gracia es el opuesto total de la justicia y “lo que es justo”.  Muy seguido, hasta cristianos tienen problemas aceptando esto.  Escuché un orador durante un culto de la universidad bíblica decir una vez, “Dios les dará a los que lo AMERITAN, las bendiciones de la vida eterna.”  ¡No!  Cuando llega a la salvación debemos DEJAR de pensar en términos de justicia y pensar en términos de GRACIA.

Generalmente, nuestra definición de escuelita dominical que tenemos de la gracia es “favor inmerecido”.  Esto está bien, dentro de sus limitaciones, ¡pero no es suficiente!  ¡El regalo de salvación que Dios le da al pecador no solo es inmerecido, sino que es el opuesto de lo que merece el pecador! Como lo expresó uno de mis primeros estudiantes de seminario, la gracia es “favor otorgado cuando la ira es debida.”

La parábola de Jesús del fariseo y el recaudador de impuestos (publicano) nos enseña la diferencia entre la mentalidad de “lo que es justo” y la mentalidad de la gracia (véase Lucas 18:9-14).  Primero el fariseo recita su lista de buenas obras y su supuesta ausencia de pecados (versos 11-12), con la suposición implícita de que obviamente merece el favor de Dios.  Luego ora el recaudador de impuestos con la mentalidad de gracia.  No dijo, “Dios, sé justo conmigo, el pecador.”  Dijo, “Dios, sé misericordioso conmigo, el pecador” (v. 13).  Sólo el último regresó a su casa perdonado (justificado), dijo Jesús (v. 14).

Cuando piensas en el Día de Juicio, ¿tienes miedo porque está pensando, “Sé que no soy lo suficientemente bueno como para ir al cielo”?  ¡NO LO HAGAS!  ¡Deja de pensar así!  ¡Por supuesto que no eres lo suficientemente bueno! ¡Nadie es lo suficientemente bueno!  ¡Es por eso que Dios nos ha dado GRACIA, y por qué debemos pensar en términos de gracia!

Debemos ser como el recaudador de impuestos y olvidar la idea de una escala de balanza en el Día de Juicio.  Para ir al cielo con la escala de balanza, tendrías que vivir una vida perfecta.  El único juicio usando una escala de balanza que funciona es este: ¡todos nuestros pecados van de un lado de la escala, y la muerte expiatoria de Cristo va del otro lado!  Solo su muerte puede “pesar más” que nuestros pecados, o “compensar” por nuestros pecados.  Y no, eso no es justo– ¡ES GRACIA!

Parte 2– Salvado por gracia, NO POR LEY.

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