#12 Vivir por la gracia

vivir por graciaUn artículo escrito por el Dr. Jack Cottrell.  Para leer el artículo original, visite su blog.

Hace mucho tiempo, vi esta tira cómica: (Panel 1)—El jefe regaña a su empleado.  (2) El empleado regresa a casa y le grita a su esposa. (3) La esposa le grita a Junior. (4) Junior le grita al perro.  (5) El perro le gruñe al pez.  Todos los regaños terminan con el pobre pez.

Aquí hay dos escenas diferentes de una niña jugando con su muñeca.  Escena 1: La niña le dice a su muñeca, “¡Eres una muñeca mala!  ¡Volviste a derramar tu leche!  ¡No sirves para nada!  ¿No puedes hacer nada bien?  ¡Toma eso!” – y le golpea a la muñeca en su cabeza.  Escena 2: La niña le dice a su muñeca, “¡Oh, muñeca!  ¡Se te volvió a derramar la leche!  Debes tener más cuidado.  Ya, ya; no llores más; Mami siempre te ama.  Ven, ¡te voy a dar un gran beso!”—y recoge la muñeca y le da un abrazo.

¿Qué está sucediendo aquí?  Es simple: la gente tiende a tratarse los unos a los otros de la manera en que se les trata.  ¿Por qué las niñas tratan a sus muñecas de maneras diferentes?  Porque están actuando hacia sus muñecas de la misma manera que sus madres las han tratado a ellas.

La idea ayuda a explicar lo que significa “crecer en gracia” (2 Pedro 3:18).  ¿Cómo crece uno en gracia?  Esto no habla de cómo RECIBIMOS una cantidad más grande de gracia cada día.  De hecho, es un mandamiento.  Crecer en gracia es algo que NOSOTROS debemos HACER.  Así que, ¿qué significa esto?  ¡Estoy sugiriendo que crecer en gracia significa que cada día nosotros como cristianos debemos esforzarnos por tratar a otros de la misma manera en la que nos ha tratado Dios!

Hemos visto cómo Dios nos ha salvado y bendecido con su gracia.  Nos ha dado los maravillosos regalos de perdón y la morada del Espíritu Santo.  Hemos recibido estas bendiciones de su gracia con gratitud.  ¿Y ahora qué espera Dios de nosotros?  Simplemente, espera que VIVAMOS POR EL ESPÍRITU DE GRACIA hacia otras personas—tenerles gracia—desarrollar una vida de gracia.

Conocemos la “regla de oro”: traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. (Mateo 7:12).  Ahora aquí hay otra regla similar, la “regla de gracia”: ¡TRATA A OTROS TAL Y COMO DIOS TE HA TRATADO A TI!  Esta vida de gracia se resume en dos palabras: DAR y PERDONAR.

Ahora aquí hay otra regla similar, la “regla de gracia”: ¡TRATA A OTROS TAL Y COMO DIOS TE HA TRATADO A TI!

Primero, GRACIA SIGNIFICA DAR.  El significado más básico de la palabra en griego para gracia, charis, es “un REGALO que trae gozo”.  Dar es la esencia misma de la gracia.  Que Dios tiene gracia significa que es un dador (véase Santiago 1:17).  Es su naturaleza dar, y su más grande regalo es la gracia misma (Efesios 2.8-9; Romanos 6:23).  Hemos aceptado este regalo con alegría.  ¿Y ahora qué?  ¿Cómo debemos responder?  Como dijo Jesús en Mateo 10:8 (NBLA), “De gracia recibieron, den de gracia”.

¿Cuál es la alternativa de ser un dador?  Eso es fácil: ser un TOMADOR.  Un tomador es alguien que siempre está interesado en lo que puede sacar de otros, en otras palabras, cómo se puede aprovechar de ellos o explotarlos.  Esto incluye a esposos que tratan a sus esposas como esclavas, y niños mimados.  Incluye aquellos con una actitud de “¿Y yo que saco de esto?”  Es la persona que piensa como un perro que una vez tuvimos.  Decidimos que su filosofía era, “ Todo lo que existe está aquí para MI—sea para comer o para morder.”

Pero si somos salvados por gracia, ¡no podemos vivir así!  Dios quiere que seamos DADORES.  Un escéptico una vez dijo, “No aguanto esta cuestión cristiana.  Lo único que escucho de ellos es ‘¡Da, da, da!’”  El predicador con el que estaba hablando respondió, “¡Esa es la mejor descripción del cristianismo que he escuchado!”  Pero no solo se trata de dinero, por supuesto.  Se trata del mismo corazón o carácter.  Debemos tener un corazón dador, un espíritu dadivoso.  Puedes dar mucho dinero y, aun así, no ser un dador.

Debemos trabajar y orar por un corazón dadivoso.  Eso nos llevará a compartir nuestras posesiones con los que tienen necesidad (Lucas 6:32-35).  Nos llevará a servir a otros con nuestros talentos y habilidades (todas de las cuales nos fueron dados por Dios—1 Corintios 4:7).  Nos preparará para estar listos para dar en muchas maneras: darles a otros el crédito para un trabajo que fue hecho, darles a otros el beneficio de la duda, darles otra oportunidad.  Nos ayudará a aceptar a las personas sin hacer que se lo ganen.

Como dice un himno antiguo, “Estaría dando, y olvidar el regalo.”  Esto es vivir por gracia.

Segundo, LA GRACIA SIGNIFICA PERDONAR.  ¿Eres una persona con gracia?  ¿Estás verdaderamente viviendo por gracia?  La prueba máxima de corazón de gracia es esto: ¿cómo respondes a las personas quienes te han causado daño en alguna manera?  La respuesta de gracia es el perdón.

De hecho, nada es más característico de la gracia que el perdón.  Es el regalo más grande que puedes dar.  El perdón es el corazón del paquete de la salvación que Dios nos ha dado: perdón de pecados, remisión de pecados, justificación.  Esta es la manera en la que Jesús trató a las personas, aún a los que le crucificaron: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).  Su manera está resumida en Isaías 42:3 y Mateo 12:20, “no quebrará la caña cascada”.  Los pecadores son cañas cascadas; merecen ser quebradas y desechadas.  NOSOTROS somos las cañas cascadas, pero Jesús no está tratando con un corazón perdonador, con ternura atendiéndonos hasta llegar a buena salud espiritual.

¿Y ahora qué?  ¿Cómo debemos responder?  Como dice específicamente el Apóstol Pablo, “Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo” (Efesios 4:32).

¿Cuál es la alternativa a ser un perdonador?  La respuesta es simple: ser un QUEBRANTADOR.  En otras palabras, cuando alguien nos ha herido, la respuesta típica es desear ROMPER a esa persona como una caña cascada: de contraatacar, de vengarse, de hacerle sufrir o causarle dolor de alguna manera.  Seamos honestos.  Cuando alguien nos hiere a nosotros o a nuestra familia, ¿cuál es nuestro primer impulso?  ¿No es querer romper al ofensor de alguna manera—de castigar a esa “mugrosa rata”?  Tal vez no con daño físico, pero por medio de palabras ásperas, insultos, burlas, la “ley del hielo”, o daño económico.

Pero aquí es donde debemos aprender a VIVIR POR GRACIA.  Debemos ser perdonadores, no quebrantadores.  “¡Pero ellos merecen mi ira!”  Sí, puede ser.  Pero la gracia es el opuesto exacto de tratar a alguien de la manera en la que merecen.  ¿No es esa la manera en la que Dios, en Su gracia, nos ha tratado?  Esto significa que, si alguien nos ha hecho mal o nos ha herido a nosotros o a los nuestros, no vamos a tenerlo en su contra, y mucho menos causarles dolor visible.  No vamos a querer repagar el dolor ni hacer cosas diseñadas para vengarse.

Aquí hay un punto muy importante: ser personalmente lleno de gracia y perdonar las ofensas de otros NO anula la justicia LEGAL cuando esto es necesario y cuando es administrado correctamente por nuestro sistema de justicia.  Recuerda los dos lados de la naturaleza de Dios, esto es, la ira santa y la gracia amorosa.  Es el deseo y la prórroga de Dios castiga a los malvados, y ha apuntado al gobierno civil para este mismo propósito (Romanos 13:1-4; 1 Pedro 2:13-15).  No es malo querer ver que los criminales son castigados.  Pero Dios ha puesto al gobierno para ese propósito, y nos ha prohibido tomar venganza personal (Romanos 12:14-21).  En nuestro rol como cristianos, representamos a la iglesia, y el trabajo de la iglesia es de presentar el lado amoroso y perdonador de la naturaleza de Dios a este mundo.  El gobierno vive por justicia; nosotros como cristianos individuales vivimos por gracia.

Aquí hay un punto muy importante: ser personalmente lleno de gracia y perdonar las ofensas de otros NO anula la justicia LEGAL cuando esto es necesario y cuando es administrado correctamente por nuestro sistema de justicia.

El punto fundamental es que nosotros como cristianos no tenemos otra opción más que perdonar.  El supuesto cristiano que no intenta perdonar y en realidad no entiende de lo que se trata Cristo y el cristianismo, no puede decir que tiene la gracia de Dios (véase Mateo 6:14-15).  Así que tomemos en serio lo que dice 2 Pedro 3.18, y busquemos CRECER EN GRACIA.  Podemos hacer esto al deshacernos del espíritu de tomar y romper, y desarrollar el espíritu de dar y perdonar.

Parte 11: «¿Más allá del deber?»

Parte 13: Pecado original o gracia original

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