La paradoja de la oración

LaUN ARTÍCULO ESCRITO POR EL DR. JACK COTTRELL. PARA VER EL ORIGINAL, VISITE SU BLOG.

Alguien me hizo esta pregunta: Si Dios puede hacer lo que Él quiera, y si realmente nos ama, ¿por qué no responde a todas nuestras oraciones? La respuesta a esta pregunta parecería ser una paradoja para algunos, pero aquí está por lo menos parte del tema: ¡Dios no responde a todas nuestras oraciones precisamente porque Él nos ama!
Aquí trataré este tema basado en Santiago 5:13-18. Usaré este texto para ayudar a resolver la paradoja de la oración.

PARTE UNO: COMENTARIOS SOBRE EL TEXTO
La primera cosa que haré es hacer comentarios sobre el texto mismo. Estoy usando la versión La Biblia de las Américas.
I. VERSÍCULO 13. “¿Sufre alguno entre vosotros? Que haga oración. ¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas.” Aquí la palabra “sufre” significa cualquier tiempo en el que las cosas te van mal, de cualquier forma. “Alegre” significa cualquier tiempo en que las cosas te van bien, de cualquier forma. En ambos casos, debemos CONVERSAR CON DIOS sobre ello—sea por petición o en alabanza.
II. VERSÍCULO 14. ¿Está alguno entre vosotros enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor . . .” Esto es muy importante: la palabra “enfermo” puede hacer referencia a una enfermedad física o a una debilidad espiritual. Santiago está pensando en AMBOS. Cuando se llama a los ancianos, ellos primero le aplican aceite a la persona enferma, para propósitos medicinales (Isaías 1:6; Lucas 10:34; Marcos 6:13) y tal vez un con un propósito simbólico, representando la bendición de Dios. La cosa principal que hacen los ancianos en esta situación es orar por los enfermos por sanidad.
III. VERSÍCULO 15. “Y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán perdonados.” La palabra para “restaurará” es la palabra normal para “salvar”. A veces significa “sanar a una persona físicamente enferma”. Pero—y esto es muy importante—a veces se refiere a la salvación del PECADO (ver 5:20). Hay dos tipos de restauración: ser “resucitado” de la enfermedad física y ser perdonado de los pecados.
IV. VERSÍCULO 16. “Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho.” Tal como en el versículo 15, la palabra que aquí se usa para “sanados” puede hacer referencia a la sanidad física O a la sanidad espiritual, sanidad del pecado (para este último, ver Juan 12:40; Hechos 28:27; 1 Pedro 2:24). A veces hay una conexión entre la enfermedad física y los actos pecaminosos; por lo tanto, la confesión de pecados es necesaria para la sanidad física.
V. VERSÍCULOS 17-18. “Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.” Elías es un héroe del Antiguo Testamento que oró unas oraciones potentes: que Dios resucitaría a un niño muerto a la vida (1 Reyes 17:22), que Dios enviaría fuego del cielo a consumir una ofrenda (1 Reyes 18:36 y siguiente), que Dios detendría y reiniciaría lluvia en Israel (1 Reyes 17, 18). ¿Por qué se cita a Elías como un ejemplo para nosotros? A fin de cuentas, ¡él fue un profeta y obrador de milagros, y nosotros no lo somos! Respuesta: porque seguía siendo TAN SOLO HUMANO. No tenía más poder inherente que tú y yo. Las respuestas a sus oraciones venían de DIOS.

PARTE DOS: APLICACIÓN A NUESTRA VIDA DE ORACIÓN
En esta parte del sermón aplicaré la enseñanza de Santiago 5:13-18 a la vida de oración del cristiano. El punto principal aquí es el hecho de que hay por lo menos tres diferentes tipos de oración. Cómo responde Dios a nuestras oraciones depende de cuál de estos tres tipos sean.

I. ORACIONES A LAS QUE DIOS JAMÁS RESPONDERÁ
El primer tipo de oración es oraciones que Dios JAMÁS contestará. Estas son las oraciones que van en contra de Su naturaleza, y oraciones que son contrarias a Sus propósitos.
A. Oraciones contrarias a la naturaleza, contrarias a QUIÉN DIOS ES. Por ejemplo, Dios es un ser racional y lógico. No responderá a una oración de hacer algo que va en contra de la lógica, p.ej. una oración pidiendo hacer un círculo cuadrado. Para otro ejemplo, está en la naturaleza de Dios existir en una línea de tiempo, con un pasado y un futuro. Para Dios, el pasado es pasado y el futuro es el futuro. Por lo tanto, nunca responderá oraciones para cambiar el futuro. Además, Dios es un ser santo; no puede hacer ninguna cosa mala. Por lo tanto, nunca responderá a oraciones que hace que sea más fácil que pequemos.
B. Oraciones contrarias a los propósitos de Dios. Aquí nombraré tres propósitos así. Primero es Su propósito de creación, lo cual incluye Su propósito de crear seres con libre albedrío. Cuando Dios nos creó con libre albedrío, fue su propósito hacer que nuestra relación con Él dependiera de nuestro propio libre albedrío. Por ende, Dios NO responderá a oraciones que requieren que infrinja nuestro libre albedrío. Específicamente, nunca responderá a nuestras oraciones por los perdidos que requieran que Él fuerce o cauce que un pecador crea. Ver Mateo 23:37. Por supuesto, Dios puede hacer—y hace—todo tipo de cosa para influenciar a una persona perdida hacia la fe, sin cruzar esa raya. Así que sigue siendo válido orar por los perdidos. Pero en el final, aceptar a Cristo debe ser la libre elección de la persona perdida.
Otro propósito de Dios es su propósito de redención. Nunca responderá a una oración que interfiera con Su plan de salvarnos del pecado y restaurarnos a una relación con Él (Hechos 2:23)—¡aún si esa oración la ora Jesús Mismo (Lucas 22:42)!
Un tercer propósito así es el propósito de Dios de poner al mundo físico bajo una maldición. Una vez que entró el pecado al mundo, fue el propósito de Dios poner una maldición sobre todo el universo físico. Ver Génesis 3 y Romanos 8:18-22. Esta maldición se resume con la palabra MUERTE.
Cristo ha puesto el fundamento para remover esta maldición sobre el mundo físico, pero no llegará a fruición hasta Su segunda venida, por medio de la resurrección de nuestros cuerpos y crear el nuevo cielo y la nueva tierra. La enfermedad y la muerte no son naturales para los seres humanos, sino que son parte del mundo tal y como lo conocemos: CAÍDO y MALDECIDO. Es por esto que Dios no responderá a oraciones que remueven esta maldición por adelantado. (P.ej. ver Hebreos 9:27.) Así que no hay necesidad de orar que nunca jamás estemos enfermos, ni que seamos jóvenes por siempre, ni que evitemos la muerte. Dios nos puede dar alivio temporario de la maldición, esto es, puede que sane enfermedades, alivie dolor, posponga la muerte y nos proteja de tormentas. Obviamente, hace esto en respuesta a algunas oraciones.
Pero note: estas son excepciones al propósito general de la maldición y no podemos quejarnos si nuestras oraciones en esta área no son respondidas. Santiago 5 debe ser leído en esta luz. Vivir en este mundo caído y maldecido es como vivir en una colina por el cual fluye un mar de lava volcánico hacia nosotros. Podemos orar que Dios nos fortaleza para soportarlo, o temporariamente evitarlos, pero a fin de cuentas nos va a llevar. Esto es parte del fruto del pecado.

II. ORACIONES A LAS QUE PUEDA O PUEDA QUE NO RESPONDA DIOS
Un segundo tipo de oración es oraciones que Dios pueda o pueda que no responda, según Su elección. Aquí es importante entender la relación que Dios tiene con Su universo creado. Especialmente, debemos estar seguros de que tiene soberanía completa sobre las leyes de la naturaleza. Él puede cambiar o manipularlas si elige, por ejemplo, en referencia al clima (ver Job 37:1-13). O hasta puede suspender o pasar estas leyes por algo, tal como lo ha hecho al empoderar a individuos para obrar milagros.
A. Dios y las leyes de la naturaleza. Aquí estamos afirmando que Dios puede cambiar y a veces cambia las leyes de la naturaleza en respuesta a nuestras oraciones. Tiene toda la capacidad de hacerlo, en nuestro tiempo y en términos de Su providencia especial. Así que siempre debemos orar.
Debemos recordar que la intervención de Dios en las causas naturales puede traer resultados que consideramos buenas o positivas, o resultados que consideramos perjudiciales o negativas. Puede causar que gente muera, si tiene razón por hacerlo (ver 2 Samuel 12). O puede resucitar a gente de entre los muertos, si tiene razón por hacerlo; ver Elías y el hijo de la viuda (1 Reyes 17:17-24), y Jesús y Lázaro (Juan 11). También puede sanar a los enfermos (como al Rey Ezequías, Isaías 38; y Epafrodito, Filipenses 2:27). Recuerda: la enfermedad y la muerte son la esencia de la maldición sobre el mundo por causa del pecado. Esta maldición ha sido revertida por la muerte y resurrección de Jesús, sin embargo, no será removido hasta Su segunda venida. No obstante, la oración puede demorarla.
Así que, he aquí el punto: en casos individuales, Dios puede y a veces efectivamente sí interviene y sana, o alivia el dolor, o hace que una enfermedad fatal se mueva más lento, o les da nueva comprehensión a los doctores, o provee paz interna. Así que siempre debemos orar a Dios, pidiéndole que intervenga. Este es un punto que hace Santiago 5: ¡la oración de fe restaurará al que está enfermo! A veces Dios responderá a tales oraciones, dando alivio temporario y excepcional de la maldición. Así que nunca debemos dejar de ofrecerle estas oraciones a Él.
B. La paradoja de la oración. Pero aquí yace la “paradoja de la oración” que nos sigue atormentando: aunque Dios es todopoderoso y verdaderamente nos ama, a veces decide NO responder a tales oraciones. ¿Por qué no? Porque Dios siempre ve un cuadro más grande que nosotros, y sabe de un bien máximo que resultará de permitir que continúe el curso presente. En un sentido, es la misma razón por la que los papás amorosos, aún con medios ilimitados, no siempre les conceden cada deseo a sus hijos. Como dice correctamente el título de un programa televisivo antiguo, ¡“Papá lo sabe todo”! Y nuestro Padre celestial sabe absolutamente todo, ya que es omnisciente y omnisabio. Así que, a veces, en su sabiduría infinita, Dios sabe que un propósito MEJOR será cumplido al NO responder a nuestras oraciones; así que debemos confiar en Su sabiduría.
Hay ejemplos prominentes bíblicos de esto. Uno de estos es nuestro héroe, ¡Elías mismo! Elías oró pidiendo que Dios le quitara la vida (1 Reyes 19:4), pero Dios no respondió a esta oración. Además, el Apóstol Pablo oró pidiendo que Dios removiera el “aguijón en la carne” (2 Corintios 12:7-9), ¡pero Dios no respondió a esta oración! Hay una canción antigua por Garth Brooks que lo dice bien: “A veces le doy gracias a Dios por oraciones que no respondió.”
El punto es este: debemos confiar en la sabiduría de Dios, y confiar en Su promesa de Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Así que cuando oramos, siempre debemos decir, “Si es la voluntad del Señor” (Santiago 4:15).

III. ORACIONES A LAS QUE DIOS SIEMPRE RESPONDE
El tercero y último tipo de oración son las oraciones a las que Dios siempre responderá. Específicamente, Dios siempre responde a la oración del pecador, pidiendo salvación personal.
Debemos recordar que la enfermedad de la que escribe Santiago no solo es una enfermedad física, sino que también es la enfermedad espiritual del pecado. Las oraciones de las que está hablando no solo son oraciones por sanidad de enfermedades físicas—a las cuales Dios puede o puede que no responda. Sino que también está hablando de oraciones por la salvación del pecado—a las cuales Dios siempre responderá cuando vienen de un corazón sincero de arrepentimiento y fe.
Dios siempre ha estado dispuesto a responder a este tipo de oración: “todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Así dice Joel 2:32 y Romanos 10:13. El mensajero Ananías aludió al versículo en Joel cuando le dijo al pecador Saulo de Tarso: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.” (Hechos 22:16) Esto de “invocar su nombre” en el bautismo cristiano es la única verdadera y bíblica “oración del pecador”, en el sentido moderno de ese término.

¡Si no eres cristiano, puedes hacer esta oración EN ESTE MOMENTO, y VERLO respondido con tus propios ojos, cuando conozcas a Jesús en el bautismo cristiano! 1 Pedro 3:21 dice que el bautismo ahora nos salva, no lavando la tierra de tu cuerpo, sino porque es una súplica a Dios—una oración a Dios, una invocación del nombre de Dios—para el perdón de tus pecados, y así también una consciencia buena ante Él.

Si aún no eres salvo, ¡seguramente hay muchas personas orando por ti y por tu salvación en este momento! Pero Dios no responderá a esas oraciones en contra de tu propio libre albedrío. La única oración por tu salvación al que Dios puede responder es la tuya. ¡Ora ahora, como preludio a conocer a tu Señor en el bautismo cristiano!

Categorías: Etiquetas: ,

Deja un comentario