Coronavirus, enfermedades y la fe cristiana

CORONAVIRUSUn artículo escrito por Mike Boyce, misionero y profesor de teología obrando en Chile.  Visiten DOSIS DE DOCTRINA para leer más de sus artículos y entradas de blog.  Vea el artículo original AQUÍ.

Estimados hermanos,

Escribo porque he visto cosas que me preocupan, entre ellos hay un video circulándose (tal vez varios videos de esta naturaleza) enseñando cosas falsas acerca de la Biblia. Quiero tomarme un momento para dirigirme a mis hermanos en Cristo para ayudar y aportar con un poco de sana doctrina.

  1. No hay promesa de que los cristianos no se enfermarán por estar en Cristo. No podemos, como cristianos, apropiarnos de promesas dirigidas al pueblo de Israel en circunstancias especiales (como las plagas en Egipto). Ellos tenían protección especial para cumplir con una función particular. No hay enseñanzas de una protección semejante para los cristianos. De hecho, tenemos lo contrario en el Nuevo Testamento. Lázaro se enfermó y murió. Pablo dejó a Trófimo enfermo en Mileto. Epafrodito, un compañero fiel de Pablo, también se enfermó fuertemente. Todos ellos, gente fiel, amigos y seguidores de Cristo, siervos fieles en su reino se enfermaron. No son los únicos ejemplos, pero demuestran que simplemente no es el caso que la enfermedad no puede tocar a los cristianos.
  2. No tenemos el poder de declarar o decretar. No tenemos tal autoridad y la Biblia nunca indica que tenemos algo semejante a dicho poder. Los que proclaman que tenemos tal autoridad se basan en una herejía llamado “palabra de fe” que enseña que Dios nos otorga autoridad del reino. La Biblia enseña que tenemos el privilegio de poder acercarnos al trono de Dios para pedir. Petición no es lo mismo que declarar. Pensar que podemos usurpar el poder de Dios es una idea sumamente peligrosa. Podemos pedir cosas y con la confianza de saber que Dios quiere recibir nuestras solicitudes. Sin embargo, el actuar es prorrogativa exclusiva de Dios. Si su respuesta es que sí o que no, también es decisión suya. Nosotros tendremos que aceptar sus decisiones sin murmuración.
  3. No sabemos si son los tiempos finales o no. Algunos han dicho que esto es alguna plaga o pestilencia mencionada en el discurso de Jesús en Mateo 24 o en Apocalipsis, señalando que es parte de los tiempos finales. Podría ser. Pero no es la peor plaga que el mundo ha visto. Es una pandemia importante, hay que tomarlo en serio; pero eso no implica necesariamente que sea parte de los tiempos finales. Las señales que se ven en Apocalipsis y en el discurso de Jesús tienen el fin de mantenernos en alerta, sabiendo que Jesús pueda volver en cualquier momento. Tenemos que vivir sabiamente – preparados para su venida si es hoy o para una vida normal si Él decide esperar más. Otros han proclamado que no son los tiempos finales porque no hay un templo en Jerusalén (u otros detalles así). La verdad es que Jesús dice que su venida será repentina y sin aviso previo, como un ladrón en la noche. Si el ladrón empieza a enviar señales, todos se ponen de alerta. Cualquier requisito profético que hace imposible que Jesús volviera ahora debe ser una malinterpretación ya que contradice la Biblia. Los que creen saber, deben volver al estudio bíblico con más humildad.
  4. No hay una sola respuesta a si debemos tener cultos o no. Podemos dejar libertad de consciencia entre las congregaciones que pertenecen a Cristo. Si algunas iglesias suspenden cultos presenciales, está bien. Si otras toman medidas de seguridad y respetan la autoridad civil, tampoco hay porque juzgarlas. El hecho de suspender un culto no es un pecado. Tener cultos hogareños o pequeños con medidas sanitarias adecuadas tampoco es un pecado. Muchos quieren hacer que su punto de vista sea la única aceptable, mientras es un lugar no comentado por la revelación bíblica. “Donde la Biblia habla, nosotros hablamos; donde la Biblia calla, nosotros nos callamos.” No podemos pronunciar dogmas donde la Biblia no haya señalado nada. Hebreos 10:25 dice que no podemos abandonar el congregarnos. Pero, esto no implica que la suspensión en caso de emergencia sea un abandono. Ahora, deberemos tener la precaución de que no se vuelva costumbre suspender cultos por cualquier cosita. Sin embargo, suspensión de reuniones en medio de una pandemia y por un tiempo limitado no es un pecado. En el caso personal, nosotros tendremos un culto en casa.
  5. No debemos exponer a otros a peligro innecesario. Mientras el mundo este con estos problemas, tendremos que cuidarnos y los que estén en nuestro entorno. Debemos tomar en serio las medidas pedidas por nuestros gobiernos, con razonamiento, y con el sentido común.
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